Me
criticas por mi objetividad, confundiéndola con indiferencia al bien y al mal,
con falta de ideas e ideales y cosas por el estilo. Preferirías que, al
describir ladrones de caballos, yo dijera: “robar caballos es una mala acción”.
Pero eso ya se sabe desde hace milenios y sin necesidad de que yo lo diga.
Dejemos que los jueces juzguen a los ladrones de caballos; mi trabajo es
simplemente decir que no son mendigos sino gente bien alimentada, que tienen sus
propias devociones, y que robar caballos no es simplemente hurto sino también
una pasión. Por supuesto sería agradable combinar arte y sermón, pero a mí me
resulta extremadamente difícil y casi imposible, debido a las condiciones de la
técnica. Verás: para pintar ladrones de caballos en setecientas líneas debo
hablar y pensar todo el tiempo en su tono y seguir su alma, porque de lo
contrario, si pongo en juego mi propia sensibilidad, la imagen se difumina y mi
historia no se vuelve tan compacta como todo cuento breve debe serlo. Cuando
escribo, dejo para el lector la tarea de agregar por sí mismo los elementos
subjetivos que faltan en la historia.
Antón Chéjov, Carta a Aleksey S. Suvorin. 1890.
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8 comentarios:
Qué buenas lecciones. El escritor expone, cuenta, narra un hecho. Ya será el lector quien se encargue de sentir, de reaccionar, de terminar su historia.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
El verdadero relato corto es una sugerencia, un apunte sobre el que faltan muchas pinceladas de color, pero en ese esbozo está contenido todo. ¡Genial Cheéjov!
Gabriel, gracias. Estas entradas tuyas, no te las agradezco lo suficiente. Recordar, leer, releer, remover me interesa, me conviene tanto... y se me olvida, o me da pereza, o no tengo tiempo; entonces vengo a verte y ¡zas! lección, colleja, resumen, cuadro sinóptico: renovada, contenta.
Gracias por las palabras de Chéjov.
Un besooo
Sí, David. El escritor, pienso, debe mostrar y dejar que el lector saque sus propias conclusiones. Al menos en el cuento. Las digresiones generalmente distraen en las distancias cortas. Aquellas son más propicias para la novela, género, como se ha dicho muchas veces, en el que entra todo.
Coincido contigo, Francisco.
Gracias a ti, Petra. Es un gusto que este tipo de entradas te sean de utilidad. Esa es la idea, compartir puntos de vista, frases, intuiciones, etc., sobre el oficio de escribir y la literatura o el arte en general, de la mano de aquellos que se han destacado en esos, a veces tan áridos, caminos.
Saludos cordiales
Esta es probablemente la primera lección de la literatura moderna: no expresar los juicios. Hay quien confunde eso con no juzgar (son cosas diferentes: todos tenemos que juzgar, estamos obligados a ello). Durante mucho tiempo la literatura (sobre todo la novela) sustituyó al sermón. Pero hoy en día se ha instalado en la sociedad la costumbre de que cada uno juzgue por sí mismo. Así, cuando leo en un libro la expresión "¡Guau!" incluida ahí por el autor, cojo el libro y lo devuelvo al lugar del que lo tomé. Yo seré el que diga "¡Guau!" o "¡Puf!"
Un abrazo, Gabriel. Muy interesante esta entrada.
P
Pablo, sin dudas Chéjov es uno de los escritores que dieron paso a la literatura moderna. Es interesante la claridad y la forma amena con que explica el concepto.
Saludos funambulescos
Lo que dice a lo último es una de las cosas que más me gusta de los relatos de Chéjov, lo de que el lector en cierto modo se vea obligado a participar de la historia.
Muy bueno tu blog, cuanto más leo más me gusta. Soy una gran lectora, y también escribo relato corto (aunque no es lo que hago en mi blog).
Un saludo
Eva, como dice Pablo un poco más arriba, posiblemente esta sea una de las primeras lecciones (o la primera) de la literatura moderna.
Sí, por la cantidad inusual de comentarios que has dejado no pongo en dudas que te ha gustado. A mí lo que me gusta es cuando los visitantes leen post viejitos y no sólo el último publicado :)
Saludos funambulescos
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