EL TELÉFONO no dejaba de sonar. Miré la hora: las doce; gruñí y me levanté para pegarle un par de puteadas a quién quiera que fuese. A poco, caí en la cuenta de que aún no tengo teléfono. De todas maneras me aventuré hasta el living y sobre la mesa ratona lo descubrí: a disco y traslúcido.
Entonces apareció un fantasma, atendió la llamada y me hizo una seña para que me acercase.
―Para usted ―dijo.
Enseguida reconocí mi voz:
―Sos un imbécil ―me dije y corté.
―¿Quién era? ―quiso saber el fantasma.
―Un imbécil ―bufé.
Y el fantasma, mientras se perdía en la pared a carcajadas, proclamó:
―¡A confesión de partes...!
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11 comentarios:
jajajaja, ¡muy bueno, Gabriel!
J&R
Te había perdido la pista, pero afortunadamente has vuelto a mi blogroll. Además, compruebo aliviada que sigues escribiendo igual de bien. Incluso mejor.
Un saludo enorme.
Francamente original, en la era del móvil o celular te aventuras a dar dos pasos atrás y hablar de teléfonos con disco y, aún más, fantasmas... con tu propia voz.
Sorprendente funambulismo. Abrazos.
Agradablemente onírico Gabriel. Un beso.
jajaja así da gusto comenzar el día, me has alegrado este martes-lunes. Gracias
saludillos
Esta vez sí me dejaste "con cara de what". Saludos.
Jeve y Ruma, muchas gracias.
Malalua, un placer volver a verte por aquí. Muchas gracias por el piropo literario :)
Muchas gracias, Susana. Una alegría que te guste el micro :)
Otro beso, Elise.
¡Puck, qué bueno! Precisamente provocar la sonrisa es una de las intenciones de este micro, si lo ha logrado, y más aún para empezar tu día, yo feliz. Muchas gracias a ti.
Yunuén, interpreto que no has entendido el micro; en realidad es muy sencillo, un pequeño paso de comedia de un fantasma chocarrero...
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.
Saludos.
Me has arrancado una fantasmagórica sonrisa. Saludos.
Fantasmagóricamente contento por tal motivo :)
Saludos.
Literalmente largué la carcajada, Gabriel. Muy bueno.
Saludos.
Esa es el fin del cuento, Verónica: provocar la risa, o, al menos, dibujar una sonrisa. Me alegra que lo haya conseguido. El humor debiera tener más presencia en lo literario, pero ese es otro tema.
Saludos funambulescos.
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