DESDE que Sarita me contó aquel cuento donde las cucharas adquirían vida y le sacaban los ojos a la gente, he dejado de tomar sopa. Mamá se enfada y me pega un cachetazo cada vez que prepara una. Yo le explico con santa paciencia que les tengo miedo a las cucharas pero ella no entiende. Dice que me deje de tonterías, que quién carajo es Sarita, que deben ser los genes del infeliz de mi papá. Para colmo parece obsesionada con la sopa últimamente.
Este mediodía, mamá se enojó más de lo acostumbrado y me golpeó con el palo de amasar.
Sarita dice que todo es su culpa, que no debió hacerme caso cuando le pedí que me contara un cuento de terror, pero yo le digo que adoro sus historias, que no se preocupe, que mamá me pega desde mucho antes de conocerla, con o sin sopa de por medio. Entonces Sarita se limpia las lágrimas, me abraza y me da un beso en cada mejilla. Duele, pero es un dolor relindo. Luego acomoda las sábanas con esmero y me pide que descanse mientras ella va a hablar con mi mamá. Cuando sale de la habitación noto que esconde una cuchara entre sus manos.
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16 comentarios:
Gabriel, ese toque tierno mezclado con esa cuota de humor negro es una combinación buenísima. Muy lograda. Feliz domingo compañero.
En esencia es un micro tierno pero esa frase final le da un toque de humor negro que hace magistral todo el relato.
Enhorabuena.
Un saludo indio
Mi opinión coincide plenamente con la del indio. Es un relato tiernamente macabro. Una genialidad.
Abrazos.
Veo que siguen presentes los amigos imaginarios en tus micros, Gabriel. Bueno, imaginarios... Ese final deja pensando, eh.
El maltrato del adulto a cargo me recordó el cuento Sredni Vashtar, de Saki. Y debo decir que me encantan los cuentos en los que, de alguna manera, se hace justicia por los niños.
Saludos domingueros.
Bien, Gabriel, muy bien llevado este micro. Me imaginé el final, esta representación del "bien" en Sarita". Me gustó.
J&R
Muchas gracias, Elise. Feliz comienzo de semana para vos.
David y MJ, muchas gracias por vuestros gentiles comentarios.
Verónica, no conozco el cuento de Saki, lo apunto como tarea para el hogar ;) Pero qué bueno que este micro te haya gustado.
Muchas gracias, Jésica.
Saludos desde El elefante imaginario ;)
Te lo recomiendo especialmente, Gabriel. Saki es genial. Acá podés ver a Alberto Laiseca relatándolo. No es literal, pero es fiel en tanto conserva el espíritu del cuento.
Y lo podés leer acá.
¡Espero que te guste!
Un beso.
Terrorífico.
¡Dios!, qué escalofrío. Me gusta, un abrazo fuerte
¡Qué grande Laiseca! Aquí en El Elefante, Verónica, hay un par de sus videos (dos cuentos de mis preferidos del ciclo -al menos de los que vi en su momento-: El brujo postergado y De Mortuis) pero este no lo había visto. Habría que rescatar estos trabajos y volver a darlos (y yo tendría que colgar otro de estos videos). Muchas gracias, Vero, ¡me ha encantado!
Esteban y Marce, ¡muchas gracias!
Saludos cordiales.
¡Agh! Esquizofrénicamente violento. Por cierto que mi mamá me pegaba con el cucharón de madera a medio lomo, ¡y eso que yo dejaba el plato limpiecito! Aún escucho el rechinar de los cajones de la cocina y me dan escalofríos jajaja
Entre la ternura y el terror hay un gran abismo. Tu, en cambio, has sabido unir un puente entre ambos. Un micro para recordar.
Me encantó, Gabriel, qué repeluco deja al final y qué bien llevado. Suerte en el concurso, la merece.
Compartimos el gusto por Laiseca. Estuve viendo los videos que publicaste en El elefante. Uno mejor que el otro. Tenés razón, hay que darles mayor difusión. Voy a publicar pronto uno de los que más me gustan a mí en mi diario.
Un beso.
Me hizo recordar a Mafalda, ingenuidad, ternura e inteligencia.
¿Quién no conserva un recuerdo infantil de una mala comida?
¡Cuidado con Sarita mamás del mundo! lleva camino de convertirse en vengadora.
Muy bueno, me gustó mucho.
Saludos.
Yun, así es, combina lo tierno y lo terrible.
Muchas gracias, César. Y bienvenido al Elefante.
Muchas gracias, Elisa.
Verónica: :)
Muchas gracias, Enmascarado, y bienvenido al Elefante.
Saludos funambulescos.
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