ERA
la quinta vez que pasaba ante la misma ventana cuando vi a aquel hombre.
—Disculpe
—le dije—, hace horas que estoy dando vueltas como un perro; ¿podría indicarme
la salida?
Me
miró fijamente y dijo:
—Es
tarde, su autobús ya lo habrá abandonado.
—No
lo creo —sonreí—, mi mujer jamás permitiría algo así.
El
hombre auscultó el silencio.
—Le
aseguro que estamos solos en el castillo.
—¡Qué
buen oído! —exclamé sardónicamente—. Y dígame, ¿hace mucho qué trabaja aquí?
—Casi
una eternidad.
—¡Con
razón esa cara! —le dije mientras manipulaba mi celular—. ¡Uf! —bufé—, supongo
que habrá teléfono fijo en esta covacha.
—¿Covacha?
¡Mida sus palabras, caballero!
Se
veía que el tipo era sensible.
—Disculpe,
¿pero hay o no hay?
—Yo
no preciso de esas cosas.
—¡Qué
suerte la mía! Si tan sólo pudiera comunicarme con mi señora… Mire —extraje una
foto—; ¿no le da envidia?
—Hombres
afortunados ha habido en todas las épocas, pero jamás tan carentes de mérito
alguno. —Hizo una pausa sin apartar la vista de la foto—. Si me facilita la
dirección dónde se hospedan, podría hacerle saber de su percance.
—¿Sí?
¿Y cómo va a ir? ¿Volando? —le dije mientras le entregaba una tarjeta.
—Como
señor de Poenari, ésa es la menor de mis cualidades —dijo inaugurando una sonrisa
de inquietantes colmillos, y tras revolotear alrededor de mi cabeza, se perdió
anhelante en la noche.
La
presente mini ha sido seleccionada por el escritor Aldo Flores como ganadora de la regata 201 —de junio próximo pasado—
de la Marina de Ficticia. Según su criterio:
El diálogo en el relato se
emparenta con el tiempo real de la vida. La conversación, que el narrador
personaje entabla con el nosferatu, invita a que el lector sea partícipe en la
ficción, que se apropie de las palabras y de la gesticulación misma que ofrecen
las acotaciones. “El autor” hace que la ficción manufacturada en diálogo se
viva. “Mensajería a primera vista” es un relato preciso, certero y de notable
calidad.
Foto © Jacqueline Hammer, Windows of the Forest
.
3 comentarios:
Estos turistas, con sus móviles y su prepotencia secular, se creen que pueden invadir cualquier lugar del mundo -o del tiempo- sin consecuencias.
Qué ilusos.
Me gusta mucho la historia y el humor casi velado con que está narrada.
Felicidades.
El fenómeno paranormal lo veía venir, que fuese un vampiro ya me sorprendió más. Me inclinaba por un fantasma.
Salud.
Gracias, Ángeles. Un poquito de humor literario siempre viene bien, ¿no?
Sí, Miguel Ángel, creo que el vampiro tomó sus precauciones para no deschavarse hasta el final. Gracias.
Saludos funambulescos
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