CUANDO
KLAUS Y ANGÉLICA entraron por último al desván de la vieja casona abandonada,
tampoco descubrieron nada raro. «¡Viste!, todas esas historias sobre fantasmas
y seres fabulosos no eran más que desvaríos de gente ignorante», dijo el
muchacho, algo desilusionado, en el preciso instante en que, desde una
hendidura abierta fugazmente en el aire, surgía una esfera verde. Esta tendría
unos dos metros de diámetro, palpitaba como un corazón y engullía los objetos
—un baúl destartalado y un diccionario Larousse
de sinónimos, entre otros— del espacio que la circundaba. En su interior, entre
latido y latido, se podía ver un sinnúmero de máquinas, parecidas a calamares,
moviéndose al unísono. Impertérrito, Klaus sacó su celular y comenzó a tomar
fotografías; mientras Angélica, asida a su brazo, lo exhortaba a salir del
desván. Veinte clics después, el joven atendió su pedido; y se dejó conducir, a
toda prisa, hasta un par de cuadras del lugar. «¿Estás loco?», le dijo ella
entonces, casi sin hálito. «Tengo que subir esto a internet —le dijo él,
mirando las fotos, y agregó—: ¿Venís a mi casa?». Klaus nunca pudo entender por
qué la muchacha le pegó una cachetada; pero se alegraba de ello, ya que tan
molesto se había quedado con Angélica que, al colgar en sus cuentas de Facebook, Pinterest y Flickr las
fotos, ni siquiera la mencionó. Como tampoco se la mencionó a su madre, ni
antes ni después que esta se transformara, convulsiones mediante, en un agente
de la Matrix.
Tras cinco años de actividad casi ininterrumpida, «El elefante funambulista» se toma unas merecidas vacaciones. Volvemos a encontrarnos, si así lo desean, en marzo de 2014.
¡Y Feliz Año Nuevo para todos!
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6 comentarios:
¡Interesante apuesta para un tema complicado!
Un abrazo, Gabriel, feliz año y buenas y merecidas vacaciones. ¡Hasta marzo!
¡Felicidades, Gabriel! Que pases unas excelentes vacaciones.
Me vino a la cabeza el final con la esfera verde, peor muy bien llevado. Me gusto esa mezcla de cuento clásico y ciencia ficción.
Elisa, Feliz Año también para vos; y sobre todo que te sea pródigo en buenas historias. Abrazos.
Gracias, Mónica.
Gracias, Miguelángel. Y sí, es un cuento extraño; técnicamente trata de ser lo que algunos llaman «transmedia»; aunque no sé, no sé.
Saludos y un Feliz Año lleno de letras para todos.
Hola Gabriel, vine pfeocupada porque hace tiempo que no se nada de vos y me alegré de que solo se tratara de vacaciones. Un abrazo y hasta marzo
Hola, Elise. Se imponía una pausa; espero en los próximos días (o semanas) poder retomar la actividad.
Abrazos
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