Cuarto oscuro,
de Verónica Andrea Ruscio
Páginas: 56
Editorial: El Mono Armado
Año: 2013
Cuarto
oscuro es un pequeño gran libro de poesía. Pequeño porque está constituido por
apenas 25 poemas. Grande porque todos los textos están minuciosamente trabajados y pensados; al punto que en cada uno de ellos se advierte la mano de
una verdadera orfebre de la palabra que, línea tras línea, nos deja entrever su
respeto y, sobre todo, su amor por el arte que profesa. Sin embargo lo que más
me gusta de la poesía de Verónica no es su perfección, sino lo que nos cuenta. Y digo cuenta porque la autora desarrolla una poesía predominantemente narrativa a partir de
instantáneas de la vida cotidiana. Así acontece en poemas como Bolsa, de terrible resolución; o en Habitación 409, donde nos sumergimos en
el presente eterno de su anciana protagonista; o en El hijo, un poema de silencios en el cual se dice todo a través de
aquello que callan las palabras:
EL HIJO
La ventana de la primera planta está
abierta.
Es domingo y hace fresco.
Un jilguero ha anidado en el árbol
y se hace oír.
El hombre sigue en la casa.
Está subiendo la escalera.
Ahora abre la puerta de ese cuarto y se
asoma.
Mira la cama y los trofeos.
Los libros de lectura, el dinosaurio de
plástico
y la número cinco en el rincón.
Todo
está igual.
Todo
está igual,
Martincito.
Baja el sol y el jilguero canta.
Eso es lo distinto.
Ese maldito nido, que no estaba.
Y la ventana abierta es lo distinto.
Hay
que cerrar,
hay
que cerrar.
Y
que no entre más la tierra,
Martincito.
La ventana de la primera planta está
cerrada.
Es domingo, noche calma.
Solo falta la canción del jilguerito.
El resto está igual.
El resto está igual.
En
la contratapa del libro, Griselda García afirma, sobre la poesía de Verónica,
algo que suscribo plenamente: «La mirada
extrañada hacia las escenas cotidianas genera el efecto de estar ante ellas por
primera vez, aunque hayan sido vistas antes mil veces. Para poder captar la
esencia de las cosas, sus detalles más íntimos, es necesario saber esperar,
como indica el acápite. Entonces, en el momento adecuado, el alma sale a la luz
y ahí clic, se toma la foto o escribe
el poema».
Entre
esos clics poemáticos, además de los ya citados, y teniendo en cuenta que todos
los textos son de valía, destaco en especial a: Año nuevo, donde la alegría de tenerse
unos a otros, de haber pasado el día juntos, prevalece a la pobreza; Teresita, que plasma los entretejidos de una
moderna Penélope; El signo, que da pie a un poema
de vuelos compartidos; El nadador, con un protagonista al que, una vez en el agua, ya nadie podrá parar; Manzana, donde la poeta, al igual que Eva, cede a la tentación… Pero si tuviera que quedarme sólo con uno, elegiría Mamushka; un prodigio de imágenes y de ritmo que me encantó desde la primera vez que lo leí en la web.
MAMUSHKA
Ella,
la que lleva un pez adentro,
se mete radiante como un numen
en la pileta.
Mamushka.
No sabe de espejos, ni de Borges,
ni de sus vidas repetidas.
No ha leído más que un par de veces
algunos versos chilenos.
Mamushka.
Se sienta en el borde
a bambolear las piernas.
Después pasa grávida
(ingrávida)
en posición de sueño.
Onírica pasa junto a mí
hacia la parte honda.
Mamushka.
Llega, saca la cabeza, mira.
Respira por la piel.
No sé si es un pez o una sirena.
Mamushka.
En su bikini negra a rayas,
cargadas ubres de hidromiel
niegan el agua y flotan.
Mamushka.
Aguas cálidas y primeras.
Una igual a ella le nada dentro.
Mamushka.
Mamushka.
Mamushka.
En
cuanto a la estructura del libro, el mismo está organizado, al modo de un álbum
de fotos, en tres secciones: Retratos,
Animales y Objetos, con 17, 3 y 4 textos respectivamente; más un Epílogo: Foto de cara. Y
al igual que todo libro que se precie, Cuarto
oscuro cuenta con su propia página en Facebook y un más que interesante booktrailer:
Cabe
acotar que Cuarto oscuro es el primer
poemario que publica Verónica, aunque la autora cuente en su haber —y pese a su
edad— con una dilatada experiencia literaria. Dicho lo cual, no sorprende un
debut tan sólido; de textos envidiablemente logrados y maduros, tanto desde
la forma como desde el contenido.
Por
último, para los interesados en la obra de Verónica más allá del presente libro,
recomendarles que visiten su bitácora, Poesía es revelación, donde podrán tener acceso a poemas nuevos, reflexiones
literarias, reseñas, etc.; siempre desde una mirada sutil y talentosa. Imperdibles
resultan, por ejemplo, dos de sus más recientes trabajos: Esa rebeldía y La edad de las preguntas.
.
3 comentarios:
Magnífica reseña a la que difícilmente uno puede resistirse. La poesía es un estilete que se ensancha sangrando en el pecho.
Un abrazo.
¡Muchísimas gracias por esta mirada sobre mi librito, Gabriel! Un estupendo regalo de cumpleaños. ;-)
Francisco, me alegra que te haya gustado la reseña; pero lo realmente bueno es el libro.
Verónica, ojalá que Cuarto oscuro sea el primero de muchos libros; tu poesía y vos se lo merecen :)
Abrazos funambulescos
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