LOS
NIÑOS todas las tardes iban a jugar al fútbol junto a la casa de doña Adelaida.
No les preocupaban los rumores sobre que la vieja era una bruja, sino todo lo
contrario: estaban contentos de que cada vez que tiraban la pelota, las ventanas
hechizadas la esquivasen.
13 comentarios:
Eso es lo mejor de la niñez; la ausencia de preconceptos lógicos nos permite ver el lado bueno de las cosas.
Saludos.
Me encantan esas ventanas hechizadas.
¿Será que esas ventanas las vende aquel vendedor que conocimos unos cuentos más atrás?
¡Definitivamente, quiero una ventana de esas!
Saludos.
Las ventanas hechizadas de Adelaida no estaban desentendidas del fútbol. Tanto la magia como el juego sin prejuicios son connaturales a la infancia y a los brujos. Qué buena forma de condensar todo un enigmático mundo.
Un abrazo,
Jéssica Chiquillo V.
Los niños desconocen el peligro y se guían por la curiosidad, ventanas esquivando balonazos, jeje
Muy bueno Gabriel.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
¡Genial, grandioso por su sencillez!
¡Qué chulo Gabriel!. Me encantaría jugar a la pelota bajo la mirada atenta de esas "ventanas".
Me parece que lo has contado fenomenal.
Besos
Seguro que las ventanas también se alegraban de jugar con los chicos :)
Muy lindo micro.
¡Saludos, Gabriel!
Muy bueno. Los niños son más prácticos. jeje.
saludillos
Juan, la mirada de los niños tiene esas cosas.
Elisa, para mí que estos niños son los mismos de cierto camino... no sé ;)
Vero, ¿será?
Jéssica, David, Francisco, Laura, Sergio y Puck, muchas gracias y también, por supuesto, para Juan, Elisa y Vero.
Saludos funambulescos
Verónica se me anticipó...en el comentario que no en el pedido :)
Un beso
Tal vez nos hagan precio por cantidad, Alma. ;-)
Cierto, Alma, lo recuerdo :)
Saludos
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