«La
Luna se está alejando de la Tierra; pero no hay de qué preocuparse, ya que se
trata de un proceso de miles de millones de años, al cabo del cual se
estabilizará en una nueva órbita», aseguran los expertos. Ignoran que, en el
año 2053, Edmund Scott acelerará intencionadamente dicho proceso mediante una
reacción en cadena del helio-3 que recubre la superficie lunar. Lo sé porque
acabo de volver del futuro. Y no he tenido corazón más que para darle las
buenas noches al pequeño Edmund, y decirle que mañana sí, por primera vez, iré
a verlo jugar.
El presente texto resultó finalista de la III Edición Premios Aquae de Microrrelatos Científicos 2016, que organiza la Fundación Aquae. (Página 91, del libro digital).
Imagen © Fundación Aquae
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6 comentarios:
Como suele ocurrir con la ciencia-ficción, esta historia se puede interpretar como una metáfora: sin saberlo, el niño que hoy juega despreocupado es el artífice del futuro.
Su padre sí lo sabe, pero no puede hacer más que esperar. Y mientras tanto, vivir.
Me ha gustado mucho.
Continuamos quedándonos sin recursos de dónde consumir...
Saludos,
J.
Sí, es mejor que guarde el secreto, como hacen los buenos padres.
Besos.
Tal cual, Ángeles. Me alegra que te haya gustado.
Y sí, parece que no hay remedio, José.
Sí, Sara, guardar el secreto y tratar de volver al mejor camino con buenas artes.
Gracias y saludos funambulescos para todos.
Es una carga de profundidad, cuentas casi una novela en pocas lineas.
Me gustó mucho.
Geacias, Miguel Ángel. Dicen que las minis tienen que ser así, como comentas, por lo que si así te ha parecido, me quedo más que satisfecho.
Saludos cordiales
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