sábado, 18 de febrero de 2017

Ropa de estación



CON LA LLEGADA de los primeros fríos, te dirigís al armario y buscás en el segundo cajón aquel pulóver verde con filigranas de ositos.  Ponés el pulóver sobre la cama y sacás de otro cajón un par de medias gruesas de lana. Luego abrís la puerta con luna y pasás percha tras percha, hasta que das, debajo del guardapolvo, con la camisa leñadora que tanto le agrada. Finalmente, cuando la muda de ropa está completa, apagás la luz y salís de la habitación esbozando una leve sonrisa.
Durante días y más días la ropa persiste allí, intacta; como intacta persiste tu esperanza de que un día ya no la encuentres sobre la cama… Y que lo de la curva no haya sido más que un largo y triste sueño de invierno.
.

7 comentarios:

Ángeles dijo...


Dijo el sabio: "fortis imaginatio generat cassum".
Y parafraseándolo podríamos decir: "un fuerte deseo genera el acontecimiento".
Y quién sabe si puede ser verdad, en tu relato y en la vida real.

Me ha gustado mucho.

Sara dijo...

Quiero pensar que en vez de esperar a su hija está esperando a su amado. No sé, en este momento me apetece más. ¿Me permites la licencia poética?

Precioso.

Besos.

Gabriel Bevilaqua dijo...

Gracias, Ángeles. Ojalá pueda ser real, sí.

Sara, los lectores tienen permitido todo aquello que a su vez le permita su imaginación :)

Saludos cordiales

José A. García dijo...

Brutal.
El final es un buen impacto.

Saludos,

J.

Gabriel Bevilaqua dijo...

Gracias, José.

Saludos funambulescos

Miguel Ángel Pegarz dijo...

Todo un puñetazo de ternura.

Gabriel Bevilaqua dijo...

Gracias, Miguel Ángel.

Saludos cordiales

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...