sábado, 22 de junio de 2013

Aliento final



CAE EL SOL. Las bisagras del enrejado se quejan con voz de sombra. Abraham lleva la mente en blanco; sabe que sólo está cumpliendo con su deber pero hay en el mismo un dolor de hijo que lo flagela. Con pequeños pasos atraviesa el largo pasillo hasta el recinto donde él yace. A poco desliza la tapa del féretro y apoya la estaca sobre el pecho inerme. Le tiemblan las manos al observar aquel rostro macilento y adusto. De repente Stoker abre los ojos, aferra la estaca y le espeta:
—Esta es la razón última de tu existencia, mi querido Van Helsing.
.

7 comentarios:

Francisco Espada dijo...

Un susto de muerte, nunca mejor dicho. Siempre sorprendente, siempre atinado.
Un abrazo.

Asun dijo...

Pero, quien acabó con quién?
Me dejas pensando.
Saludos.

Gabriel Bevilaqua dijo...

Gracias, Francisco. Siempre tan generoso con mis letras.

Hola, Asun. Bienvenida al Elefante. De seguro que ya sabes lo que dicen: un autor no debe explicar sus textos. Pero te diré que la clave está en la frase final. ¿Por qué piensas que Stoker le espeta “esta es la razón última de tu existencia"? ¿Cuál es esa razón o motivo?


Saludos cordiales

Miguel Ángel Pegarz dijo...

Me gusta mucho el juego que propone el relato.

Gabriel Bevilaqua dijo...

El componente lúdico ha de hacerse presente cada tanto en los micros, así como el humor (aunque esto último, por supuesto, no es el caso de este texto).

Saludos cordiales

Laura dijo...

Ay! te había leído mal el último comentario y pensaba que decías que era de "humor".

Desde luego que este texto da que pensar, y mucho. El autor se carga al profesor. ¡Increíble!.

Un beso Gabriel por tu buena y creativa prosa.

Gabriel Bevilaqua dijo...

Gracias, Laura.

Saludos cordiales

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