A LAS TRES DE LA MAÑANA, una mujer salió del armario y me preguntó si
faltaba mucho para que pasara el tren. Me quedé mudo, y ante mi descortesía, se
metió de nuevo en el armario. No pude más que levantarme y abrir la puerta del
mueble, correr para un lado y para otro las perchas, buscar en vano. A la
madrugada siguiente, a la misma hora, la mujer reapareció y me hizo idéntica
pregunta. En esa ocasión, tras observarla detenidamente —era pelirroja, de ojos
grises y tenía un lunar en el pómulo izquierdo—, atiné a decirle que no sabía,
y volvió a marcharse. A la noche siguiente mudé el pijama por mi mejor traje y
un ramo de flores. Puntualmente, la extraña salió del armario y formuló su
acostumbrada consulta. Le reiteré que lo ignoraba, pero enseguida añadí que si
yo fuera un tren, y ella aguardara mi paso, ni volando las vías lograrían
retrasarme, y le entregué el ramo de rosas carmesí; entonces adornó su cabello
con una de las flores y comenzamos a charlar. Durante varias semanas se
continuaron nuestros encuentros al pie del armario: unas veces bailábamos;
otras, organizábamos picnics nocturnos; siempre reíamos. Una madrugada,
imprevistamente, me reveló que su boleto se vencía esa misma noche y que ya no
volveríamos a vernos. Cabizbaja, me preguntó si la echaría de menos. Sonreí.
Cuando la puerta del armario se cerró a nuestras espaldas, aún alcanzamos a oír
el silbato del tren en la lejanía.
Ilustración © Carmen Rosa Signes Urrea, En la estación
(Revista Digital miNatura 130, dossier del concurso)
(Revista Digital miNatura 130, dossier del concurso)
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14 comentarios:
¡Fantástico! Me gusta cuando las letras superan la realidad y crean un mundo imposible o acaban con este imposible mundo.
Un abrazo.
Pero, con qué gusto me haces soñar siempre que vengo.
Un abrazo.
Enhorabuena por Gabriel, fantástico . Me gustó mucho. Creas mundos de ensueño de la nada. Eres como un mago.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
Un cuento mágico,felicitaciones Gabriel, sería un placer que se lo leyeras a los oyentes de mi programa Te Cuento... ;-) Celia Carnovale
Gracias, Francisco. Algunos de los próximos micros que van a aparecer en El elefante apuntan hacia allí.
Me alegra que así sea, Miguelángel :)
Gracias, David. Mago, no sé; pero de magos sí que tengo algunos micros. Por ejemplo: este.
Ay, Celia, ¡muchas gracias, de verdad!; pero aparte de no ser muy radiofónica mi voz, en tal caso seguramente empezaría a tartamudear. Vos, en cambio, leés de maravillas :)
Saludos funambulescos
Un microrrelato soberbio, Gabriel. Exquisitamente hilvanado, con el tono perfectamente ajustado al sentimiento.
No puede extrañar su éxito en el certamen.
Mis aplausos.
Un abrazo,
Gabriel: es de esos textos que te llevan a prestar más atención al mundo en que vives, con la esperanza de que, en una de esas, puedas entrar a él.
Saludos.
Pedro y José, ¡gracias por vuestros amables comentarios!
Saludos cordiales
Decía yo antes de que esto diese error (con lo bien que me quedó a la primera) que es un relato que merece todos los reconocimientos. Es simplemente música celestial, me ha tocado, me parece magistral.
Un micro cuyas palabras son un nuevo sendero hacia la imaginación.
¡Chévere!
Gracias, Miguelángel: ¿qué más puedo decir? :)
Gracias, Guillermo; y bienvenido al “Elefante”.
Saludos cordiales
Maravilloso, Gabriel. Enhorabuena.
Un abrazo.
Gracias, Sara.
Saludos funambulescos
Gracias, Julio. Es un texto que me consta que ha gustado, y que sigue gustando, mucho. El micro tiene su detrás de escena, interesante por lo ejemplificador, pero ésa es otra historia.
Saludos funambulescos
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