EL
MAGO extrajo una trompa larga y gris de la chistera, la trompa de un elefante.
Atónito, intentó sacar al resto del paquidermo pero comprobó que este se
resistía. Entonces, sin soltar el apéndice nasal, se asomó a la boca del
sombrero e increpó al animal para que saliese.
—Lo
siento —dijo el elefante—, al ver su mano le tendí la trompa porque creí que me
estaba saludando. Pero entienda usted que me resulta imposible complacerlo.
—¿Por
qué?
—Mire,
por lo que olfateo, ahí afuera hay mucha gente y me da vergüenza aparecerme
así, de improviso, tan despeinado y sin corbata.
—¡Esas
cosas no le importan a los niños!
—¿Niños?
Nunca vi uno. ¿Cómo son?
—Son
como el resto de la gente aunque pequeñitos de cuerpo.
El
elefante se quedó pensativo.
—Sin
embargo los niños tienen una particularidad... aunque de seguro a usted eso no
le interesa.
—¿Cuál?
—dijo el paquidermo con los ojillos redondos como monedas.
—Los
niños, a diferencia de sus mayores, creen que se puede sacar cualquier cosa de
una chistera, incluso un elefante. ¿Pero sabe qué pasa cuando, por ejemplo,
dicho elefante se niega a salir?
—No.
—Dejan
de creer en la magia.
—¡No
me diga!
—Sí
le digo. Aunque mejor no lo entretengo más... Sólo una última cosa, ¿no vio al
conejo por ahí?
—Señor
mago, habiendo un elefante aquí pregunta usted por un conejo. ¡Vamos, vuelva a
jalarme de la trompa que me muero por conocer a esos niños!
.
4 comentarios:
Magia hay en tu blog, Gabriel. Ya me emociono con la música (que me ensancha el alma y me pone melancólica) y luego leo tu fábula y me pongo a llorar. Es por tanta belleza...
Gracias.
Un abrazo.
Sara… ¡MUCHAS GRACIAS!, qué más te puedo decir después de tan lindo piropo :)
Abrazos mil
Me gustó el mago, me gustó el elefante vergonzoso, me gustó la magia de este relato que un elefante quiere conservar.
Besos mágicos, Gabriel
Y a mí me gusta tu comentario, Puri :) Gracias... y que la magia sea de magos o de brujitas continúe.
Saludos cordiales
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