Sobre
la famosa crueldad de los cuentos de hadas ―que, por cierto, no fueron escritos
para niños, sino que obedecen a una tradición oral, afortunadamente recogida
por los hermanos Grimm, Perrault y Andersen, y en España, donde tanta falta
hacía, por el gran Antonio Almodóvar, llamado “el tercer hermano Grimm"―,
me estremece pensar y saber que se mutilan, bajo pretextos inanes de corrección
política más o menos oportunos, y que unas manos depredadoras, imaginando tal
vez que ser niño significa ser idiota, convierten verdaderas joyas literarias
en relatos no sólo mortalmente aburridos, sino, además, necios. ¿Y aún nos
preguntarnos por qué los niños leen poco? Yo recuerdo aquellos días en Sitges,
hace años, cuando algunas tardes de otoño venía a mi casa un tropel de niños y,
junto al fuego ―como está mandado―, oían embelesados repetir por enésima vez
las palabras mágicas: “Érase una vez...”. Y habían dejado la televisión para
escucharlas.
Ana María Matute
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8 comentarios:
Verdaderamente el cuento, en su tradición oral, es la primera de las metodologías docentes y el banderín de enganche de la lectura.
Saludos
Un placer leerte,
Abrazos
Me encanta Ana María Matute, y si yo fuera otra vez niña, correría cada día a su casa para escuchar sus cuentos.
No, los niños, no son idiotas. No hay más que probar con uno de ellos ...para darse cuenta. Déjales que pruebe,n y elegirán, y lo harán perfectamente, sin que el adulto interfiera.
Como ya te dicho Gabriel....Ana María ...me encanta.
Besos desde mis palabras y gracias por las tuyas.
Me agrado tu entrada porque desconocía del tema..
¡gracias!
La maravillosa Ana María Matute. Mi ídolo desde niña, cuando leí "El polizón del Ulises". ¿Cuando aprenderán los adultos que los niños no son idiotas?
Crecí oyendo romances de viejo que mi abuela (la que me quería arrancar las orejas) guardaba en un cajón. Se los sabía de memoria: (Galancina, galancina, hija de un conde galán...el romance seguía describiendo a Galancina como una belleza algo abundante pero respetuosa con los canónes clásicos hasta que llegaba a lo de "entre tus dos grandes pechos, cuatro caben a jugar" y yo me quedaba imaginando el tamaño fabuloso de las tetas de aquella mujer ) y también , la leyenda del corazón comido, la fiera Crupecia que devoraba vivos y enteros a los niños huérfanos y mi gran favorito, el romance del conde flores que era machista a más no poder pero tenía happy end y como la condesa le perdonaba todo al muy caradura pues yo también... Eran los mejores momentos de las tardes del invierno...y yo tampoco quería ver la tele.
Un abrazo, Gabriel
Tuve en mis manos un libro sobre Hadas -cuyo título y compilador no debí olvidar, pero sí- dirigido a los creyentes del mundo fantástico. Contenía ilustraciones para reconocer los tipos de criaturas mágicas que podrías encontrar.
Lo que más recuerdo es el último cuento, escrito en verso, el cual contaba la historia de amor entre una joven y el elfo quien la sedujo y embarazó para librarse de ser entregado como tributo al infierno. Ella es maldecida de malamuerte, y al final le declara a su amante que de saberlo, mejor le hubiera arrancado sus ojos grises.
Totalmente de acuerdo, Francisco. Aunque no todos tienen pasta para la narración oral. Aquí tenemos un escritor muy peculiar, Laiseca, que narra los cuentos de terror como nadie (en la etiqueta vídeos hay un par).
Gracias, Aniagua; pero la frase es de la Matute. Por cierto, bienvenida al Elefante.
Me alegra que te haya gustado, Laura :)
Hola, Suspiro. Bienvenida al Elefante.
Lo mismo me pregunto, Puri :(
Pero tú eres una afortunada, Alma (¡no por lo de las orejas ―qué buen recuerdo hecho cuento―, sino por las historias!). Me han causado gracia los versos que has referido. Abrazos.
Yunuén, la historia del elfo pinta ciertamente interesante…
Saludos cordiales
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