UN RUIDO
SINGULAR me interrumpió la lectura del periódico. «Ese debe ser Míster Tibbs
haciendo otra de las suyas», pensé, y, al instante, el susodicho entró volando
mediante un mecanismo a hélice adosado sobre su lomo. Un par de botellas de
licor, la araña del techo y el jarrón chino que me obsequió Isabel fueron
víctimas de su recorrido antes de que se estrellase contra mi cabeza. Al volver
en mí lo senté en su sillón favorito y, arrugando el entrecejo, le dije:
«Tenemos que hablar». Así supe que sus peligrosos artilugios los sacaba de un
libro. Al principio se negó a enseñármelo, pero la amenaza de dejarlo sin leche
por un mes surtió efecto. Leí en voz alta su título «Invenciones para mejorar
la vida de los gatos» y comprobé sorprendido que todas sus páginas estaban en
blanco.
—Lo escribió
mi abuelo hace una pila de años —exclamó con una sonrisa de oreja a oreja—.
Como ustedes los humanos no son de fiar, y ya lo enuncia el dicho «gato
prevenido vale por dos», al viejo se le ocurrió usar una tinta solo visible a
los ojos de mis congéneres.
Lo más
extraño fue que, cuando comenzaba a referirle el asunto a Isabel, ella me
interrumpió:
―Querido,
dejá de preocuparte: he pispiado el libro en secreto y ninguno de los
artefactos pasa de ser un mero juguete inofensivo.
La verdad
que ahora no es eso lo que me preocupa.
13 comentarios:
¡Qué bueno, Gabriel! Un micro tan estrafalario como ese gato. Pobre hombre, es verdad que tiene razones para preocuparse :-)
Un abrazo.
Un gato y un relato muy surrealistas, parecen sacados de un sueño!
Un abrazo
Me gustó el gato, afortunado el protagonista por tener un bicho tan inteligente... Por cierto, me gustaría que me prestara el libro, quizá yo también tenga instinto gatuno. Abrazos
:D
Todas somos gatas, Gabriel, cuánto antes los acptéis, mejor ;)
Ya lo decía Calamaro: Gata, no me claves...
Supongo que es un texto diferente, con todo lo que ello implica.
Una perta.
Jaja.... ¿preocupado por una mujer? ...es imposible que un hombre se preocupe por eso. Claro que...si aún no sabe de nuestra mezcla de brujillas + gatas, yo que él empezaría a buscar un amigo a quien contarle. ;)
Me tuviste despistado al inicio. No sabía quién era Tibbs y pensé en un loro. Después lo dotaste de habla, y curiosamente : ¡eso es lo que menos llama la atención del protagonista!. Resumiendo: es una casa con gatos parlanchines y un marido despistado. Jaja...me has hecho sonreir y tu historia me gusta, Gabriel.
un abrazo desde mis palabras.
Gracias, Sara. La verdad es que el tipo tiene de qué preocuparse, o tal vez no… ¿quién sabe? ;)
Del sueño de la imaginación, Anita :) Abrazos
Puri, ten por seguro que las brujitas de chocolate tienen alma gatuna ;)
Elisa, ¿me parece a mí o ya conocías este micro? ;D
Ay, Alma, yo lo acepté hace mucho pero los personajes no quieren escuchar al autor :)
En efecto, Cortacuentos. La idea es dejarse llevar hacia donde las necesidades narrativas lo requieran :)
Ay, Laura, con respecto a las preocupaciones, ¡qué chica de poca fe!… ;)
Lo que debo aclararte, Laura, es que en mi mundo los gatos hablan desde tiempos inmemoriales (para muestra -aparte del presente-, otro botón: Rosaflor. ¿No es así en tu mundo? ;) Ahora en serio, gracias por la sonrisa :)
Saludos funambulescos
Un saludo para usted también
JAJAJA ¡Magnífico Gabo! Me quito el sombrero me gustó muchísimo en verdad -mira la sonrisota en mi cara. Qué bella imaginación tienes, y qué buen final.
Pd. ¿te fijas que a los gatos les ponen nombres de alcurnia mientras los perros tienen patéticos apodos?
Jaja, Rubén qué buen comentario-espejo del texto. ¡Bravo por el ingenio!
¡Gracias, Yunuén! Un placer que te haya gustado y que me regales esa hermosa sonrisa, y muchas gracias también por lo de la imaginación :)
¡Lo de los nombres no lo había meditado!
Saludos cordiales
Y ahí es cuando él comenzó a enteder lo de los arañazos en su espalda...
Saludos,
Jejeje, podría ser, Miguelángel.
Saludos funambulescos
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