lunes, 30 de enero de 2012

La definición

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No conozco una sola definición de cuento, por convencida o convincente que sea, que admita de manera absoluta y definitiva las prácticamente infinitas formas del cuento como género literario, como modelo artístico. Puede ser que alguna definición afortunada abarque una o hasta muchas expresiones cuentísticas, pero siempre habrá otras, innumerables, que escapen a ella. Arbitraria e insuficiente como todas, ésta que yo hago, extraída de mi propio diccionario, dice así:
Cuento: Padre y señor nuestro de los géneros literarios: En un principio fue el Cuento... Sí; pero, qué es un cuento. Ah, pues un cuento es un acto de amor, es un acto de fe, es una consagración, es un prodigio, es un azar limitado por la eternidad, es una brevedad que encierra el infinito, es una prueba de que existimos, es el sueño de un dios imaginado por un ser ordinario, es un juego a pulso entre dos magos, es un malabarismo con esferas llenas de palabras, es un espejo en el que te ves, es un asilo para cuerdos, es una de las infancias del hombre, es unos labios que se besan por primera vez, es un cielo añil o naranja o nubecido, es un tren que desliza su soledad por entre los nervios de la noche, es la sábana que huele a lo que amamos, es el continente de un cuerpo descubierto apenas, es unos ojos en busca de una lágrima, es un mapa de la muerte, es un perro que ladra no sé dónde, es un deseo convertido en añoranza, es una mirada que anda a ciegas, es una cicatriz cerrada en falso, es la uñita de luna que había sobre mi casa cuando te conocí, es una sopa de lentejas en lo mejor del hambre, es una niña de nueve años colmada de luz lo mismo cuando juega que cuando duerme, es una travesía de la Osa Mayor por la Vía Láctea, es un buque fantasma que toca puerto al mediodía, es una libreta de saldos donde hago la recapitulación de mis pecados, es un mar que agoniza sin haber sabido en su vida lo que es un barco, es una puerta que si la abres te pones a llorar, es un camello que no quiere ni oír hablar de la aguja, es el miedo que le tiene el tiempo a la vejez, es una retina que se desprende por lo más delgado, es un ataúd para dos que no se amaron, es una boca que no pasó por los dientes de leche, es un diablo torpe, es un corazón con los recuerdos contados, es tu mano con mis huellas digitales, es un duelo a muerte entre palomas, es una perplejidad en el alma o lo que es lo mismo una piedra en el zapato, es la almohada donde tu sueño y mi sueño vuelan juntos, es un agua de río que siempre está de paso, es un agua de lluvia que nunca llega a cumplir años, es un reloj que no se para ni a tomar aire ni para ir al baño, es las tres sabidurías juntas en un solo costal, es la fiebre y el fervor de un loco sagrado, es la alucinación de los visionarios, de los santos, de los magos, es el destino perfecto de Dios... El Cuento es, finalmente y en resumidas cuentas, el verdadero principio de todas las cosas, y al contrario de todo lo que principia, es lo que jamás acaba.

Agustín Monsreal

7 comentarios:

Sergio Cossa dijo...

Me parece bastante exacta la definición...
Y también es como dos o tres cosas más que no me acuerdo :)

Gabriel Bevilaqua dijo...

Desde lo poético, Sergio, sin dudas es bastante exacta. Transmite lo inasible que resulta definir un género que sólo puede aprehenderse así.

Saludos

Mar Horno dijo...

Nunca había leído nada tan hermoso. CAsi que me ha dado igual lo que definía. Luego lo he recordado y he pensado, no podía ser de otra manera. Gracias por traerlo Gabriel. Una abrazo.

Abela dijo...

Preciosa definicón...me ha encantado, un cuento también es el aire o el soplo de un ser travieso que juega con tu memoria y te adivina. Bss

Gabriel Bevilaqua dijo...

Tienes razón, Mar, las imágenes que usa son tan evocadoras que uno se olvida de lo que el autor está definiendo. Gracias a ti.

La Abela, me gusta tu propuesta: Un cuento es el aire o el soplo de un ser travieso que juega con tu memoria y te adivina. Muchas gracias, la guardo :)

Hola, Mirta, ¿ya se vence el plazo? He dado mi votito en algunas categorías pero me faltan muchas. No sé si me va dar el tiempo. Gracias por avisar.


Saludos funambulescos

Anónimo dijo...

Esto es hermosísimo, ni podría elegir mi metáfora favorita.

Lo que sí es que me desconcerté al final pues creía que estaba leyendo a Bevilaqua pero no.

Saludos.

Gabriel Bevilaqua dijo...

Muchas gracias por el piropo, Yunuén :D Me has hecho sonreír.
Yo tampoco podría elegir una.

Saludos cordiales

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