«La
novela es más cómoda para el lector. Hablamos de una novela normal, con una
trama fácil de seguir. Porque la novela te lo cuenta todo, te da todos los
datos. El cuento, al dejarse muchas cosas fuera, precisa de un lector que le
preste más atención. Necesita un lector avisado y acostumbrado a ese ritmo. Es
más como el lector de poesía. Creo que tiene razón José María Merino que
hablaba en un libro de la muerte de la trama. Al lector le cuesta trabajo que
una trama comience y termine cada cinco páginas. En un libro de relatos cuando
te has hecho a una trama termina y empieza otra y eso necesita un lector
diferente. Que sepa leer mejor. La prueba está en que yo no veo a nadie leyendo
microrrelatos en el metro. Al contrario la gente lee unos tochos...».
.
7 comentarios:
Jajajaja ¡Soy yo! Durante años tenía que hacer un trayecto de más de media hora para ir al trabajo, iba en autobús y siempre llevaba un libro (más de media hora a la ida más más de media hora a la vuelta y al final te cunde, salía a un par de novelas por semana)pero tiene razón Ruben Abella, llevaba unos tochos...
:D
Beso, Gabriel
Qué cierto. La novela se digiere a la vez que se lee y se mastica. Cuando más tarde uno comenta con mi madre por qué Murakami siempre mete a la gente en pozos, en soledades, no hace sino rumiar aquello que le quedó sin digerir.
Metabolizar un microrrelato (bueno)requiere de una lectura concentrada y sin barreras, sensitiva y receptiva, y de una relectura sonriente para acariciar los detalles, y de otra relectura con los ojos cerrados, y de varias horas con recuerdos. ¿Quién hace eso en el metro?
Saludos
Gabriel
Cierto Gabriel, se necesitaría un gran desgaste para asumir el fondo de los micros. La dinánica somnolienta de una lectura fácil va más acorde.
Saludos.
Me parece a mí que la lectura de una novela, cuando se empieza a disfrutar, se asemeja a esa sensación que nos viene cuando llevamos más de media hora andando o corriendo, que seríamos capaces de estar haciéndolo el resto de nuestra vida. La lectura de un cuento nos obliga a tomar carrerilla, a prepararnos y a mirar el texto también en su dimensión profunda. Posteriormente se requiere un descanso, una reelaboración que es más palpable que en otro tipo de lecturas.
Abrazos,
PABLO GONZ
Lo mío es la novela, con todos los ingredientes como decía Rubén,aunque me inclino por las de extensión media. Es más fácil de transportar, ja.ja.Saludos
Absolutamente cierto. Me recordó unas palabras de Millás que decían que "el lector de microrrelatos ha de construir en los vacíos que el escritor ha dejado", es decir, que no todo se le da mascado y listo para digerir como ocurre con una novela.
Un beso, Luisa
Alma, considero que todas las lecturas o niveles de lectura son válidos. Cada una tiene su tiempo y su momento. Por otro lado, fíjate que esto de andar con los tochos todos los días tiene sus beneficios extras: de seguro habrás desarrollado unos buenos bíceps ;)
Propílogo: Son tipos de lecturas muy diferentes e igual de válidas como le decía a Alma. La novela te permite sumergirte durante días o semanas en una historia, estar pendiente de ella, identificarte con los personajes, etc. El cuento ―y aún menos el microrrelato― no te da esa opción. Requieren una lectura ―y relectura―, como bien dices, más concentrada, más atenta.
Enmascarado: Los micros te obligan a entrar y salir de diferentes tramas, por eso algunos autores gustan de intercalarlos entre textos más largos para crear cierto ritmo de lectura.
Pablo, estoy totalmente de acuerdo con lo que dices de la novela. ¿Quién no ha sentido angustia, ante una novela que lo tiene atrapado, de que las páginas que le restan disminuyen peligrosamente?
También coincido en lo que dices del cuento.
Marce, las novelas cortas me encantan y, ciertamente, ¡son más transportables!
Razón tiene Millás, Luisa.
Saludos cordiales.
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