domingo, 24 de enero de 2010

Volver


SUEÑA desde hace años que recupera el estado corpóreo. Una noche, su viuda abandona precipitadamente la alcoba al grito de ¡Fuego! Él, aún adormilado, se arroja hacia la pared más próxima y cae, aturdido, entre las llamas.


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Foto © M. A.


7 comentarios:

DANIEL SÁNCHEZ BONET dijo...

Aunque la narración es extraordinaria, me falta algo, no sé quizá un final más fuerte, más impulsivo.

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Soledad Arrieta dijo...

Muy bueno Gabriel, un juego de palabras medio cortazariano que necesariamente envuelve. Me gustó.
Muchos cariños!!

Pd.: Cleopatra había mandado a construir la máquina del tiempo, por lo que conocía la historia del futuro. Quizás está mal armado el relato y tendría que buscar darle otra forma, tu propuesta es buena. Como siempre, gracias por tus aportes, por demás valiosos para mí.

Gabriel Bevilaqua dijo...

Daniel, gracias por comentar.

Gracias Sol.
Con respecto a tu texto, eso sí lo entendí, lo que pasa es que me sigue chirriando el que tuviera el suficiente tiempo para conocer a tantos personajes, pero no me hagas caso y permanece fiel a tu idea.

Saludos.

Metalsaurio dijo...

lo he leído varias veces y de cada vez me ha gustado más :)

me ha recordado un poco a uno que escribí hace tiempo:

http://metalsaurio.blogspot.com/2008/03/miedo-blanco.html

espero poder continuar el "inspector z" en los próximos días.

Un saludo!

Gabriel Bevilaqua dijo...

Me ha alegrado lo que dices Metalsaurio: creo que este microrrelato es, precisamente, de ésos que van ganando sabor tras varias lecturas. Si se lo lee una sola vez puede no ser suficiente.

He leído tu relato, allí te dejo comentario.

Jeje, si se viene el Inspector Z habrá que conseguir bastante munición: ¡no sea cosa que se le antoje saltar de la pantalla!

Saludos.

Virginia Vadillo dijo...

Igual que Metalsaurio, cada vez que lo leo me gusa más :) El fuego es una cosa que me desconcierta, lo miras y dan ganas de tocarlo, parece que va a ser suave, y luego....
Espero que consiga recuperar su estado corporeo alguna vez
Besos!

Gabriel Bevilaqua dijo...

Pues Virginia, ¡gracias!, multipicas mi alegría literaria ;)

Sí, el fuego tiene ese poder de encantamiento; pero ojo: mesúrate, con esa fascinación empiezan las pirómanas... (Aunque hallarás consuelo en ser la más bonita).

Yo también lo espero; eso sí, le deseo que tenga más suerte la próxima vez.

Saludos funambulescos.

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