lunes, 29 de julio de 2013

Siempre en domingo



TODOS LOS DOMINGOS, de madrugada cuando me creen dormida, mis vestidos se escabullen del armario para no regresar hasta el amanecer. Como soy algo escrupulosa, y no me agrada usar ropa de incierta procedencia, una noche me decidí —en pantuflas y camisón— a seguir su vuelo. Guardando una distancia prudente, subí los diez pisos que separan mi departamento de la terraza y descubrí que intimaban con unos trajes de muy buen corte. Apenas repuesta de mi asombro noté la presencia de un caballero ––en chinelas y pijama–– a pocos pasos de mí; instintivamente susurramos al unísono: «¿Ese guardarropa es suyo?». Asentimos y, sin mediar palabra, nos marchamos al amparo de las sombras.
Pocas semanas después me mudé a su casa y terminaron las fugas de nuestro vestuario. Pero nada es perfecto: los domingos amanecemos en el living, ¡imposible dormir con la algarabía que, de madrugada, se escapa del armario!
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miércoles, 17 de julio de 2013

«Sin vacante», en la voz de Mar G. Mena




¡Gracias Puck por engalanar los microrrelatos de «De antología» con tu bella voz!
Sin vacante
REFLEXIONABA sobre dejarlo todo cuando hallé a un tipo pendiendo de la rama de un árbol. Se veía tan sereno y hermoso que le solicité permiso para ocupar un sitio a su lado. «Como guste», dijo, y no tardamos en hacernos amigos. Lo único que me molestaba era su extrema generosidad: con el devenir de los días el árbol se pobló de tanta gente que ya no pudimos compartir soledades. Decidí marcharme en busca de mi propio árbol, con la idea de admitir como máximo, y sólo para evitar que me tilden de egoísta, a uno o dos huéspedes. Pero pronto descubrí que ya no quedaban en el mundo árboles sin ahorcados.
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domingo, 14 de julio de 2013

¿Qué pasa realmente?



«Me gustaría saber», se dijo, «qué pasa realmente en un libro cuando está cerrado. Naturalmente, dentro hay sólo letras impresas sobre el papel, y, sin embargo… Algo debe pasar, porque cuando lo abro aparece de pronto una historia entera. Dentro hay personas que no conozco todavía, y todas las aventuras, hazañas y peleas posibles… y a veces se producen tormentas en el mar o se llega a ciudades o países exóticos. Todo eso está en el libro de algún modo. Para vivirlo hay que leerlo, eso está claro. Pero está dentro ya antes. Me gustaría saber de qué modo».
Y de pronto sintió que el momento era casi solemne. Se puso cómodo en el asiento, abrió el libro por la primera página y comenzó a leer.
Michael Ende
La historia interminable
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lunes, 8 de julio de 2013

El espejo tiene dos caras



AYER, mientras hacía el nudo de mi corbata, el espejo me reflejaba cepillándome los dientes. Deduje que se había descompuesto, y llamé, gracias a las páginas amarillas, a un reparador de espejos. Éste, tras verse reflejado sin demoras, y comprobar que, en cambio, yo era exhibido con la guía telefónica en una mano y el celular en la otra, me dijo que el espejo no tenía ningún problema, que la cuestión pasaba por mi imagen.
—¿Puede repararla? —le pregunté.
—No, eso se escapa de mi esfera laboral, pero no se preocupe: mi cuñado es médico de imágenes especulares —me dijo y me extendió una tarjeta.
Desgraciadamente, el facultativo sólo disponía de turnos libres para dentro de un mes. Incapaz de quedarme de brazos cruzados hasta entonces, me planté frente al espejo e increpé a mi imagen. Cuando se me agotó la saliva, dijo que no era necesaria tanta agresividad. Y pasó a referirme sus aflicciones: su mujer lo había abandonado por otro, le habían bajado el sueldo apelando a la crisis, se estaba quedando calvo… Curiosamente sus problemas coincidían con los míos.
Ahora, mientras el espejo me refleja haciendo el nudo de la corbata, yo recién estoy cepillándome los dientes.
Safe Creative #1307085398022

El presente texto ha recibido en el mes de junio pasado una mención en el III Certamen de relato corto... para mesilla de noche que organiza el sitio Esta noche te cuento.
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martes, 2 de julio de 2013

Maragia



DICEN LAS VIEJAS QUE, antes de morir, el mago dispuso que arrojasen su cuerpo al mar, pero la esposa como venganza por tantos años de adulterios lo dejó varado en tierra.
Desde entonces, agregan las viejas, aquellos que reúnen el coraje para quedarse al lado de la tumba del prestidigitador hasta entrada la noche, se convierten en testigos de cómo el mar —desde las simas de las sombras— hace suyo al cementerio y lo puebla de delfines, hipocampos, tritones y un sinnúmero de criaturas abisales que danzan alrededor del féretro.
Tan intensa resulta esta visión, concluyen las viejas, que si el valiente de turno se olvida de aplaudir antes de que den las once, hora en que el mago siempre terminaba sus funciones, amanecerá irremediablemente ahogado en las lejanas costas de vaya uno a saber qué mar.
Safe Creative #1306255325905

Con este texto participé del Vendaval de Microrrelatos 2013.
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