domingo, 21 de junio de 2015

El precio



LA NAVE abandonó el cañón en el patio de nuestra casa. Parecía antiguo y medía unos dos metros de longitud. Mamá, papá y el abuelo se pusieron a discutir sobre si era francés o alemán, si lo habrían usado en Waterloo, o si valdría lo suficiente como para liquidar la hipoteca. A mi tía, en cambio, se le había dado por colocarle margaritas en la boca. Yo no podía entender cómo no se enfocaban en lo que era realmente importante: ¡la nave alienígena! Harto de tanta discusión bizantina me retiré a ver la tele. Recién a la noche volví al patio. Mi tía permanecía junto al cañón pero ataviada con un traje ceñido y un casco. Se alegró de verme y me pidió que la ayudara. Me dijo que siempre había soñado con ser una mujer bala y que había llegado el momento de concretar su sueño. Razoné que aquello suponía demasiados riesgos, pero me entusiasmaba la idea. Al punto que, casi a la medianoche, disparé el cañón. Mi tía cortaba dichosamente el perfil de la luna cuando la nave alienígena la abdujo. No obstante, lo más extraordinario es que nadie en mi familia, excepto yo, la recuerda.
Safe Creative #1506164339486

El presente texto ha recibido una mención en la segunda propuesta anual del IV Certamen de relato corto para mesilla de noche que organiza el sitio Esta noche te cuento.
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miércoles, 10 de junio de 2015

Siete cualidades que se deben poseer para ser escritor, según Roald Dahl



1. Se debe poseer una viva imaginación.
2. Se debe ser capaz de escribir bien. Quiero decir, que uno debe ser capaz de hacer vivir una escena en la cabeza del lector. Todo el mundo no puede hacerlo. Es un don: se tiene o no se tiene; es así.
3. Se debe tener energía. En otros términos, uno debe ser capaz de atarse a lo que hace y no abandonarlo jamás, hora tras hora, día tras día, semana tras semana, mes tras mes.
4. Se debe ser perfeccionista. Ello significa que uno jamás debe sentirse satisfecho de lo que ha escrito hasta que no lo haya reescrito una y otra vez, con el objeto de que quede lo mejor posible.
5. Se debe tener una sólida autodisciplina. Uno trabaja solo, no tiene jefe. Ninguna de las personas que están alrededor le dirán a uno qué sucedería si no regresara al trabajo.
6. Si tiene cierto sentido del humor, ello ayuda mucho. Esto no es esencial si uno escribe para adultos, pero para los niños es imprescindible.
7. Se debe tener una dosis de humildad. El autor que piensa que su trabajo es extraordinario, está abocado a grandes decepciones.
Roald Dahl
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