sábado, 28 de noviembre de 2009

El escritor, el personaje y el doble


AQUEL PERSONAJE que inventé una tarde lluviosa me había proporcionado fama, fortuna y prestigio; sin embargo, ya no lo soportaba. Primero, por inmiscuirse con sus peregrinas opiniones sobre mis tramas; después, por exigirme que incluyera algunas de sus “brillantes” ideas. Como si esto fuera poco, hace dos novelas, me demandó un doble o no habitaría más en mis escritos. En tal caso, le dije, antes yo dejaré de escribir.


Pero, ya se sabe, los editores son rapiña del éxito y los contratos sus garras: no tuve más remedio que volver al oficio. Quien lo reemplazaría, era un tipo cortés; siempre dispuesto a dar lo mejor de sí. Empatizamos desde el principio. El original, aunque se mostraba indiferente, pronto comenzó a sentir celos y quiso recuperar terreno. Le dije que no estaba en forma, que las próximas páginas serían de las más agitadas que había escrito. «¡Mejor así!», me dijo… Aguantó hasta la decimotercera carilla, donde, después de ser vapuleado como nunca por sus archienemigos, murió. El doble, ahora, protagoniza mis novelas como su hermano gemelo que, tras su exilio en la legión extranjera, ha vuelto para vengarlo; las ventas, casi sobra decirlo, se han disparado.


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sábado, 21 de noviembre de 2009

Despertares


DESPERTÉ en una embarcación. La adusta mirada de los pasajeros y el porte del barquero me revelaron, tempranamente, que estábamos navegando por las aguas del Estigia. Se me oprimió el corazón. De súbito, una mujer —que me recordó a mi madre— posó sus manos sobre mi cabeza y con una voz dulcísima me dijo: «Vuelve a la costa, pajarillo».


Esta mañana, al restregarme los ojos, algunas plumas persisten entre mis dedos.


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Arte © La isla de los muertos, de Arnold Böcklin, interpretada por Pulo


lunes, 16 de noviembre de 2009

Sobre el arte de la ficción: cuatro autores


«Al cuentista se le exige la unidad en lo que escribe cuando prepara una colección de cuentos, una unidad que además es múltiple: unidad de estilo, unidad temática, unidad de géneros y subgéneros..., como si cada pieza no fuese una obra completa, cerrada, única. Cada relato es una obra independiente, como lo es cada novela de un novelista, y como entiendo que es un error mayúsculo no verlo de esta manera, no hago otra cosa que dinamitar esa unidad cada vez que puedo, no sólo entre un relato y el siguiente que llegue en la escritura o en el atadijo final de un libro, sino incluso dentro de la misma pieza».


Hipólito G. Navarro



«La palabra “novela” ha ampliado tanto su significación que es ideal en términos de libertad. Ni se me ocurre escribir otra cosa. El cuento no me gusta porque depende demasiado de la calidad; si no es bueno, no funciona. De la novela en cambio pueden apreciarse otras cosas además del virtuosismo del autor; es un formato más relajado, que permite cambios de idea, arrepentimientos, asimetrías, y unos recorridos sinuosos que creo que se adaptan más a mi imaginación».


César Aira



«Cuando escribo un libro que es pura invención, siento un anhelo de escribir de un modo que trate directamente la vida cotidiana, mis actividades e ideas. En ese momento, el libro que me gustaría escribir no es el que estoy escribiendo. Por otra parte, cuando estoy escribiendo algo muy autobiográfico, ligado a las particularidades de la vida cotidiana, mi deseo va en dirección opuesta. El libro se convierte en uno de invención, sin relación aparente conmigo mismo y, tal vez por esa misma razón, más sincero».


Italo Calvino



«Frente a las exigencias de compromiso de la novela con la realidad no novelesca, habría que demandar compromiso de la realidad no novelesca con lo imaginario, y muy en especial con la novela».


José María Merino



En todos los casos, la negrita es del Elefante.


Foto © Chema Madoz


martes, 10 de noviembre de 2009

Jaque a la Dama


TRAS INNUMERABLES victorias que la habían tenido como ariete, la Dama solía jactarse: «Soy la pieza más poderosa e importante del tablero, sin mí serías un don nadie». Un día entre los días, ya harto y ante el lance de un nuevo enemigo, el Rey le replicó: «Poderosa, sí; pero importante no, querida mía», y se suicidó.


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Arte, José Luis Muñoz: «Albvs Regina»


martes, 3 de noviembre de 2009

Okupa


LA BARCA dormía sobre la arena con el casco hacia el cielo. Volamos hasta ella, éramos como ojos con alas que fueron desalándose cuando apareció el forastero.

—¿Y si la voltean? —dijo—. Intuyo algo escondido.

Al hacerlo, gritamos:

—¡Un muerto!

—¿Muerto? No, sólo deshabitado —corrigió en lo que vestía el cuerpo.


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Foto © Vincent de los Ángeles


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