VIVIMOS
en un mundo absurdo. Un día cualquiera acontece una pandemia zombi, sucumbe
media humanidad y te encuentras recorriendo las áreas seguras con una zombi
como acompañante. La gente al principio se asusta, pero cuando explicas el espectáculo,
y les muestras que tu partenaire carece de dientes y que está debidamente
encadenada, aceptan de buen grado recibirte. En los tiempos que corren todos
necesitamos una alegría. Y que mayor alegría que observar cómo apalean a la peor
de tus pesadillas. Poco importan ahora la orden de alejamiento o el hecho de que
la zombi fuese antes tu mujer.
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