lunes, 15 de junio de 2009

El entierro


—¿Escuchó eso?

—¿Qué cosa?

—Se oyó algo… En el féretro.

—Imaginaciones tuyas, hijo —dijo el viejo, arrojando otra palada. Después de unos segundos, una enclenque voz comenzó a pedir auxilio.

—Es el muerto, ¡está vivo! —gritó el joven.

Entonces el viejo giró buscando al único deudo presente, quien tras arrebatarle la pala, saltó a la fosa, abrió el cajón y le aplicó, a su amado tío, un palazo definitivo en la cabeza. Luego reclavó el ataúd, salió de la fosa y, mientras le restituía la pala al viejo, les dijo:

—Discúlpenme, pero ya me he hecho a la idea de la herencia…


6 comentarios:

Metalsaurio dijo...

Hasta ahora no me había dado cuenta de que para un zombi o no muerto no hay nada más letal que un heredero avaricioso, jeje!

Gabriel Bevilaqua dijo...

Gracias Aus, :)

Jaja, Metalsaurio, ¡hay que entender al sobrino!

Saludos funambulistas.

Virginia Vadillo dijo...

Jajaja! Así somos... el dinero es el dinero... ;)

Gabriel Bevilaqua dijo...

Virginia, ¿por qué hablas en plural?... Jaja.

Saludos, ¡qué bueno que te haya hecho reír!

Saludos.

Katalina Fonseca dijo...

Jajaja una muy buena forma de comenzar mi mañana "riendome" gracias por tu visita a mi blog y tus bellos comentarios me quedare por acá ;)

Gabriel Bevilaqua dijo...

Hola Magy, por despistado no había visto tu comentario antes. Bienvenida al Elefante.

Saludos.

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