sábado, 21 de septiembre de 2013

Explicación falsa de mis cuentos (Felisberto Hernández)



Obligado o traicionado por mí mismo a decir cómo hago mis cuentos, recurriré a explicaciones exteriores a ellos. No son completamente naturales, en el sentido de no intervenir la conciencia. Eso me sería antipático. No son dominados por una teoría de la conciencia. Eso me sería extremadamente antipático. Preferiría decir que esa intervención es misteriosa. Mis cuentos no tienen estructuras lógicas. A pesar de la vigilancia constante y rigurosa de la conciencia, ésta también me es desconocida. En un momento dado pienso que en un rincón de mí nacerá una planta. La empiezo a acechar creyendo que en ese rincón se ha producido algo raro, pero que podría tener porvenir artístico. Sería feliz si esta idea no fracasara del todo. Sin embargo, debo esperar un tiempo ignorado: no sé cómo hacer germinar la planta, ni cómo favorecer, ni cuidar su crecimiento; sólo presiento o deseo que tenga hojas de poesía; o algo que se transforme en poesía si la miran ciertos ojos. Debo cuidar que no ocupe mucho espacio, que no pretenda ser bella o intensa, sino que sea la planta que ella misma esté destinada a ser, y ayudarla a que lo sea. Al mismo tiempo ella crecerá de acuerdo a un contemplador al que no hará mucho caso si él quiere sugerirle demasiadas intenciones o grandezas. Si es una planta dueña de sí misma tendrá una poesía natural, desconocida por ella misma. Ella debe ser como una persona que vivirá no sabe cuánto, con necesidades propias, con un orgullo discreto, un poco torpe y que parezca improvisado. Ella misma no conocerá sus leyes, aunque profundamente las tenga y la conciencia no las alcance. No sabrá el grado y la manera en que la conciencia intervendrá, pero en última instancia impondrá su voluntad. Y enseñará a la conciencia a ser desinteresada.
Lo más seguro de todo es que yo no sé cómo hago mis cuentos, porque cada uno de ellos tiene su vida extraña y propia. Pero también sé que viven peleando con la conciencia para evitar los extranjeros que ella les recomienda.
Explicación falsa de mis cuentos (1955)
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5 comentarios:

Sara Lew dijo...

Gracias por traer estos maravillosos textos.
Un abrazo.

Francisco Espada dijo...

Me ha quedado muy claro. Ya sé cómo es tu proceso creativo y es hasta posible que te lo copie.
Un abrazo.

Gabriel Bevilaqua dijo...

De nada, Sara. Es una manera de aprender juntos ;)

Francisco, aunque el texto pertenece a Felisberto Hernández, he de decir que, en efecto, coincidimos bastante en lo que se refiere al proceso creativo. Sí, señor.


Saludos cordiales

Belkys Pulido dijo...

Es diàfano. El proceso creativo tiene vida propia, nos posee y enreda. Quizàs planta trepadora o hiedra enseñoreada sobre nuestras cabezas, solo comparable al orgasmo o al parto dependiendo del goce o dolor.

Gabriel Bevilaqua dijo...

Belkys, qué bellas metáforas y qué verdaderas.

Saludos funambulescos

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