lunes, 12 de diciembre de 2011

El tío Iván



ESTA NOCHEBUENA, el tío Iván se apareció en casa provisto de un pequeño arsenal de fuegos artificiales. Mamá le dijo que de ninguna manera iba a permitir semejante despliegue de artillería en el jardín, que era muy peligroso para los chicos ―¡qué rabia me da cuando ella, alegremente, nos hace quedar como tarados!―. Pero el tío, que ejerce de concejal y tiene la palabra entrenada para salir airoso ante cualquier discusión, pudo convencerla de que nada malo nos iba a pasar ya que sólo oficiaríamos de mirones. Así, a las doce en punto, mientras todos brindaban, Matías, Rubén y yo, aplaudimos el despegue del que sería el primero y último de «Los Patriots del tío Iván». Enseguida, un reno cayó sobre el arbolito de Navidad del jardín; otro, entre las mollejas y chinchulines que aún quedaban en la parrilla; y otro fue a parar al fondo de la piscina a fabricar burbujas. En tanto, Papá Noel abrió un agujerazo ―dado su consabido sobrepeso― en el techo del living. Mamá no esperó a que cayese el último de los renos para echarle la bronca al tío. Matías y Rubén están preocupados porque tal vez no lo vuelva a invitar, comparto su aflicción, sobre todo después que ella le dijese «¡Olvidate que tenés una hermana!». No obstante, me puede la envidia: ¿por qué nosotros tuvimos que ligarnos al viejo y todo su bichaje, mientras la bolsa repleta de juguetes fue a dar a la casa del odioso de Alvarito?

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La presente minificción ha sido publicada en La Esfera Cultural en el marco de la convocatoria La otra Navidad.

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15 comentarios:

Marce dijo...

¡Ay la Navidad!, entrañable sí, pero también dejando bien a las claras, al descubierto, las diferencias sociales y económicas, tan insalvables, entre las personas. Un abrazo y Feliz Navidad.

Puck dijo...

jajaja Muy bueno. Lo importante es lo importante, si hubiesen caído al revés otro gallo cantaría.
Saludillos

Mar Horno dijo...

Todos los que se llaman "Alvarito" tienen mucha suerte. No falla. Me ha encantado Gabriel. Voy para La Esfera. Un saludo.

Anita Dinamita dijo...

Qué bueno, Gabriel!!!
De todo lo extraño que ocurre lo más importante es donde caen los juguetes (con razón)
Un abrazo

Sara Lew dijo...

Que te "caiga el gordo" en Navidad no es sinónimo de buena suerte. Ya ves, lo bueno se lo llevó el Alvarito...

Me ha encantado tu cuento, Gabriel. Me ha trasladado a estas fechas en el hemisferio sur, con cenas al aire libre, los petardos; y el detalle de los chinchulines... fantástico.
Un abrazo.

Francisco Espada dijo...

Siempre hay un tío Iván que resulta ser el más imprudente, pero también el más divertido.

MJ dijo...

Lo del tío Iván sólo fue un error de cálculo al lanzar el petardo. Si hubiera apuntado mejor, los juguetes habrían caído del lado bueno.
He leído tu relato con deleite, Gabriel. Y con una sonrisa de oreja a oreja :-)

Un abrazo.

Elysa dijo...

Me encanta, Gabriel. De todas las cosas que ocurren en un momento lo más importante es el por qué han caído del lado del tal Alvarito...
De verdad, muy divertido.

Besitos

Anónimo dijo...

Hum...creo que el tío Iván deberá volver para Año Nuevo, quiera mamá o no, e intentar que lo del césar vuelva al César :D

Ya me cae gordo, Alvarito :D

Un beso

Gabriel Bevilaqua dijo...

Así es, Marce. Feliz Navidad también para ti.

Puck, ;)

¿Será lo del nombre, Mar?... Voy a prestar atención.

Sí, Anita, sin dudas.

Me alegro que te haya trasladado, Sara. :)

Bienvenido al Elefante, Francisco.

MJ, me alegra lo de la sonrisa de oreja a oreja, producirla es el fin del relato :)

Elysa, yo encantado de que te encante.

Jaja, Alma ¡a mí también me cae gordo Alvarito!


Muchas gracias a todos por vuestros gentiles comentarios.

Saludos festivos (pero sin fuegos artificiales, por si las moscas).

Laura dijo...

Muy buen retrato de los petardos del tío Ivan, un tío al que todos queríamos cuando éramos niños, y sobre todo de ese odioso vecinito que no nos gustaba un pelo, pero que debíamos de soportar por el bien de la comunidad vecinal.

¿Chinchulines?, ¿qué son chinchulines?

Un abrazo Gabriel.

Unknown dijo...

Hola Gabriel. Como ya te dije, es buenísimo. Me encantó.
Enhorabuena por esa publicación merecidísima.
Besos,

Gabriel Bevilaqua dijo...

Hola Carles, muchas gracias por el ofrecimiento pero sirve de algo, más allá de satisfacer el ego al ver impreso tu nombre, realizar un único ejemplar. Pero, sobre todo, ¿cómo puedo garantizarte de antemano un comentario positivo? Es un poco poner el carro delante de los caballos. De todas maneras, muchas gracias por la selección y buena suerte con el emprendimiento.

Muchas gracias, Laura. El chinchulín no es otra cosa que el intestino delgado (trenzado) de la vaca. Es uno de los cortes típicos de todo buen asado (parrillada). Se consume en Argentina, Uruguay, Chile (donde cambia el nombre a Chunchules) y otros países. Ignoro si se consumen por allí. Bien crocantes son riquísimos. Al asarlos se los rocía con limón (durante la cocción y una vez servidos, pero eso va en gustos). Si pones chinchulines en el buscador te va a arrojar algunas imágenes para que las veas.

Muchas gracias, Aurora. Me alegra que te haya gustado.


Saludos domingueros.

Pablo Gonz dijo...

Bueno, Gabriel. Me divertí mucho.
Abrazos navideños o como sea,
P

Gabriel Bevilaqua dijo...

Muchas gracias, Pablo.

Saludos navideños.

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