sábado, 22 de enero de 2011

El Fulgor de Apolo

Jacek Yerka 01



IMANOL CASTRO recorría pequeñas comarcas en su carromato ofreciendo los dones de sus brebajes para la tos, la fiebre o el ardor estomacal; para el mal de amores o de ojos; incluso, para hacer crecer el pelo al más infame de los calvos. Y cuando se topaba con un aldeano más tonto de lo usual sacaba a relucir el «Fulgor de Apolo». Entonces, tras sumergir un objeto en el líquido, y ante la mirada atónita del incauto, lo extraía convertido en oro. En verdad se trataba de pintura dorada de secado ultrarrápido lo suficientemente brillante como para despertar la codicia del cándido de turno. Entre éstos hubo un tal Orestes que quedó tan sujeto al engaño, que el bueno de Imanol no le timó también lo puesto para evitarse su desnudez.


Con la tranquilidad que dan los años, el falso alquimista solía tornar por los pueblos embaucados. Al llegar al de Orestes, descubrió un castillo lozano e inmenso. En él moraba el mismísimo Orestes, quien lo recibió con los brazos abiertos y sumamente agradecido. Rendido a sus ojos, Imanol le pidió que le devolviera el «Fulgor de Apolo»: arguyó que había perdido la fórmula y que lo requería para fabricar más. Orestes accedió, pero sólo si aquél lo compraba en las mismas condiciones en que antaño él lo había hecho. Aferrado a la vasija aún medio llena, Imanol se marchó sólo con lo puesto, incapaz de notar como el castillo volvía al libro mágico del travieso gnomo Orestes.


Safe Creative #1101228311585

Arte © Jacek Yerka

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13 comentarios:

Unknown dijo...

Pero qué preciosura!!!
Delicioso

sandrocenturion dijo...

buena historia. Me gustó el final impredecible y fantástico. Aunque le cambiaría la idea de travesura por la de venganza. Es solo una idea y supongo que esa sería otra historia.
Saludos

David dijo...

El cazador cazado. Nunca hay que fiarse de los seres míticos, aunque aparezcan en forma de gnomo: Tienen demasiado poder.

Saludos

Malena dijo...

Este rey Midas de pacotillas encontró la horma de su zapato. Me encantó.

Gabriel Bevilaqua dijo...

Muchas gracias, Patricia.

Sandro, muchas gracias. Lo de la venganza también es válido pero prefiero lo de la travesura porque, aunque no se dice, se puede intuir que todo, desde el principio, fue una picardía del gnomo.

Así es, Arturo. Bienvenido al Elefante.

Melania, es un poco extraña la forma de tu pedido y más aún que ¡me trates de usted!, jeje; más allá de eso, voy echarle un ojo a los blogs de tu amiga en cuanto tenga tiempo. Y, por supuesto, bienvenida.

Y a mí, Malena, me encantó que te haya encantado.


Saludos cordiales.

Marce dijo...

Qué bueno Gabriel, siempre me han encantado los cuentos donde el final, sin regodearse en la venganza, se hace pagar con la misma moneda a quién en su día se aprovechó del "bien-pensado" e ingenuo. Un abrazo

David Moreno dijo...

Bonito cuento, con final que no esperaba. Enhorabuena.

Un saludo indio

alma dijo...

:)
Que delicia, me recordó al de Asdrazil y discrepando de Sandro, a mi lo que más me ha gustado es justo el empleo del término "travesura", realmente no es una venganza, es tomarle el pelo al trilero, no hay, o así lo veo yo, ni rencor ni sarcasmo sólo ganas de jugar y enseñale al trilero que Donde las dan las toman, como dice el refrán.

Un beso

Esteban Dublín dijo...

Para una serie de fantásticos, este micro es ideal. Acompañado de la imagen que elegiste, se completa la maravilla.

Un abrazo, Gabriel.

Gabriel Bevilaqua dijo...

Marce, No Comments: muchas gracias.

Almalaire, has dado en el clavo para alivio de los dedos: lo que expresas es el sentido que el peregrino autor ha querido darle. Me halaga que te acuerdes ―y no es la primera vez― de cuentos viejos y los relaciones con los nuevos :)

Sí, Esteban; lo de la serie de fantásticos es cierto y en cuanto a la imagen, fui directo en busca de este autor porque, dado su arte, sabía que me proporcionaría la imagen ideal al texto.


Saludos cordiales.

Claudia Sánchez dijo...

Es un micro fantástico Gabriel! en el más amplio sentido de la palabra.
Me gustó mucho!
Saludos!

Pablo Gonz dijo...

Del modo de crear un mundo con apenas veinte líneas.
Abrazos admirados,
PABLO GONZ

Gabriel Bevilaqua dijo...

Muchas gracias, La Esfera Cultural, por la cita, como escribí en vuestra bitácora ha sido una grata sorpresa.

Claudia, Pablo: muchas gracias.


Saludos cordiales.

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