ENTRE los aborígenes Kibiri de Nueva Guinea se considera que si una persona fallece de noche durante la luna nueva, no podrá hallar el camino hacia el otro mundo. En dicha circunstancia, es una obligación de los deudos más cercanos ayudar al alma en desgracia a efectuar su viaje final. Este mandato es asumido con tal responsabilidad por los Kibiri, que el antropólogo Robert Dixon-Kraus testimonia en su libro «The moon as myth in archaic societies» el caso de un hombre que, al contar sólo con tres de las cinco cabras que le requería el médico brujo por el ensalmo que alumbrara el sendero de su esposa, completó la diferencia con sus dos únicas hijas, para reposo de su conciencia.
18 comentarios:
¡Buenísimo Gabriel! se me hace que reposó algo más que la conciencia el kibirito este. Muy bueno.
Saludos!
Qué cuento extraordinario.
Y seguramente o quizás, este cuento pudo ser real.
Un saludo indio
Muy bueno. Me gustan estos micros que parecen una noticia, una anécdota literaria o etnológica, que suenan muy reales. Por cierto: ¿cómo pagó para que sus hijas -que también mueren en luna nueva- encontraran el camino? ¿Tuvo que sacrificar cinco personas más, por lo que tuvo que sacrificar a 25 personas más, por lo que...? ¿Fue el final, la extinción de los Kibiri? ¿O cuando le tocó el turno al brujo, cambió el modo de alumbrar las almas y en lugar de sacrificios, los alumbraba con velas? Si llego a saber que este comentario me sale tan largo, Gabriel, hubiera escito un micro con la continuación del tuyo.
Un saludo. Eh, y me gustó.
No le falta ningún ingrediente a este cuento, me encantó
Claudia, Esteban, No Comments, muchas gracias; qué bueno que les haya gustado tanto.
Víctor, muchas gracias; sólo una cosita: las hijas no mueren ni son sacrificadas; sí, se entregan como parte de pago en lugar de las cabras faltantes. Imagino que el hechicero las convertirá en concubinas o sirvientas. Lo del pago con cabras no es gratuito: en las sociedades arcaicas, la riqueza de un hombre se mide, en general, por la posesión de cabras, vacas, camellos; es decir, ganado. Alguien que posea cien cabras puede considerarse rico. En cuanto a la muerte del médico, recuerda que la superstición recae en luna nueva.
Muchas gracias, Isabel.
Saludos cordiales.
Bueno, nada es gratis. El brujo lo sabe. Hay que ver que hubiera opinado la madre sobre el pago con sus hijas que decidió su marido, quizás hubiera preferido buscar el camino al otro mundo de otro modo.
Buen relato.
Saludos.
Me encanta... tanto que ya no sé si esto es una leyenda, una noticia del periódico o simplemente uno de tus cuentos :)
Por cierto, que el tipo este podía haber buscado otra cosa para suplir las dos cabras, no sé, unos gatos o algo, no? jeje!
Besos!
El cuento es magnífico Gabriel, Felicidades.
Encuentro que a la conciencia del hombre no tendría mucho que reposar, yo la veo bastante poco exigente y bien descansada ;)
Curiosas tradiciones, verdad? Nací en Africa y mi vida aún sigue muy ligada a ese continente ... podría compartirte muchas anécdotas, algunas duras, otras ejemplares ... nos queda mucho por aprender. Muacc
Gabriel, el cuento es una joyita de principio a fin, pero aplaudo más que nada frase "para reposo de su conciencia", con ella resumís el abismo que hay entre culturas. Me encantó.
Abrazo
Jeve.
PD: Aplauso también para la foto, muy muy buena.
¡ Muy bueno Gabriel! Creo que el hombre amaba mucho a su esposa para tamaño sacrificio.
Un fuerte abrazo.
Gracias, Marcela. No recuerdo si es la primera vez que comentás o si ya lo habías hecho en otra oportunidad; en todo caso mejor reincidir en la cortesía: ¡Bienvenida al Elefante!
Uhmmm, es… es… ¡es uno de mis cuentos, Virginia! Pero parte de la idea es ésa: que parezca una leyenda o una noticia o reseña :)
Muchas gracias, Almalaire.
Así es, Mela. Gracias por volver a pasarte.
Jeve, me alegra muchísimo que hayas percibido lo de la frase; ése es el objetivo de la misma y lo que, creo, le suma un peldaño al texto: el hombre actúa a conciencia pero bajo otra escala de valores, de allí el abismo (tranquilamente el texto podría concluir en “hijas” y la historia completa estaría ahí pero no sería igual).
En cuanto a la foto, coincido, es muy buena (siempre trato de conseguir material que enriquezca de alguna manera el texto. En este caso, apenas verla, supe que le iba bárbaro al micro).
Muchas gracias, Gloria.
Saludos cordiales para tan gentiles lectores.
Muy buen cuento,con reparto de actores tipo National Geographic.
Yo coincido con Virginia, aparte de la historia, resulta muy divertido el tono enciclopédico, con cita "sesuda" incluida.
Gabriel, quería hacerte una pregunta, ¿sabes algo del concurso de radio Castellón? Resulta que gané la última semana (con un cuento un poco atrevido para la discreta madre de familia que soy ;)) y no tengo ni idea de las bases, ni de si hay otra fase del concurso, ni nada de nada, ni siquiera me han comunicado el resultado por correo electrónico. ¿Tú tienes alguna idea?
Gracias, Carlos; y bienvenido al Elefante.
Jaja, gracias Elisa (me río por lo de sesuda, ya sabes).
Con respecto a lo del concurso, primero, ¡felicidades!; segundo, como lo acabo de leer, espera que me recupero...
...ahora sí, creo. Mira, es así: tú mandas el cuento, ellos seleccionan el ganador y lo publican en la web. A mí tampoco me avisaron; pienso que deberían tener esa gentileza como hacen en Minificciones que avisan cuando están los ganadores. En cuanto a las bases, lo único que sé es lo que dice la página; ignoro también si existe una segunda fase. Pareciera un tanto desorganizado; no obstante, hay bastantes buenos micros y todo suma. Por cierto, bromas aparte, el tuyo es muy bueno (ahora me falta conocer el título). Si averiguas algo más del concurso, avísame.
Saludos.
Este micro es precioso Gabriel,
pero me deja una desazón intensa,
pobres niñas, pobre hombre... perderlo todo... maldita brujería que tantas veces persigue la historia de las leyendas.
Besosss
Muchas gracias, Mayde. Siento que te haya dejado esa desazón, producto de que todos sabemos que tales situaciones (aunque no específicamente ésta que es una fabulación) pueden ser reales.
Un abrazo.
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