El joven apoyó el cañón del revólver sobre la nuca de su madre y, antes de que apretara el gatillo, ésta le ordenó: «¡No tiembles!, no invertí tantos años de mi vida para criar una mariquita.»
Gabriel, te felicito por esta nueva iniciativa. Andaré por aquí.Muy buena esta mini.Saludos.Delfín
Gracias Delfín, y bienvenido a mi sitio; pasa cuando quieras.Saludos.
Publicar un comentario
2 comentarios:
Gabriel, te felicito por esta nueva iniciativa. Andaré por aquí.
Muy buena esta mini.
Saludos.
Delfín
Gracias Delfín, y bienvenido a mi sitio; pasa cuando quieras.
Saludos.
Publicar un comentario