A LAS TRES de la mañana, Juan se despierta con ganas de comer un huevo frito. Así que va hasta la cocina, pone el sartén a calentar y saca un huevo de la heladera. Luego llena una jarra con agua para comprobar que éste no flote. Afortunadamente, el huevo se queda dormido en el fondo y Juan procede a cascarlo. Pero sobre el sartén no cae un huevo, sino un pequeño libro. Juan retira el sartén del fuego, y, tras redimir al libro del aceite, husmea sus páginas. Contiene un único texto, breve, de esos que algunos llaman microrrelato. El mismo comienza con la frase: «A las tres de la mañana, Juan se despierta con ganas de comer un huevo frito». Entonces Juan cierra el libro y vuelve a la cama. Aquellas no son horas para comer huevos fritos, y menos aún para demorarse en relecturas.
El presente texto resultó ganador del pasado mes de noviembre del II Concurso de microrrelatos «La Radio En Colectivo/Valencia Escribe».
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7 comentarios:
Gracias, Julio.
Saludos cordiales
Es un relato súper surrealista. Enhorabuena, Gabriel, por ese premio.
Besos.
Gracias, Sara. Es bueno abrir el año -aunque el relato sea del año pasado- en el blog con un texto fantástico-surrealista, como para no perder la costumbre ;)
Saludos funambulescos
Para peor, relecturas simbólicas...
Saludos,
J.
Y menos aún son horas para descubrir la verdad de la vida.
Enhorabuena por el premio!
Es estupendo, normal el reconocimiento.
Me ha resultado curioso ver "el sartén", cómo la misma palabra puede cambiar de género en función de la localización.
Enhorabuena.
Cierto, José. Pero, ya se sabe, de símbolos también vive el hombre.
La verdad, Ángeles, que eso también es verdad, ¿no? ;)
Miguel, aquí usamos ambas formas, pero, según mi oído, la masculina mucho más.
¡Gracias a todos por vuestros comentarios!
Saludos cordiales
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