miércoles, 12 de diciembre de 2018

Los árboles mueren de pie



CAMINO a paso de tortuga. No quiero ir al velorio pero Luciana insiste. «Era tu mejor amigo», dice. Y tiene razón. Hace una semana me había llamado para que nos reuniéramos a jugar al pool, como antes. Le dije que no podía, que tenía que levantarme temprano para llevar los chicos a la escuela. Mentí. Al colegio siempre los lleva Luciana. Me planto como una mula a una cuadra de la sala velatoria, y mi mujer dice: «No tengas miedo, voy a estar a tu lado». Ella está conmigo pero pudo haber estado con él. Hace veinte años jugamos unos partidos de pool que definirían nuestras vidas. Luciana nunca lo supo pero los dos andábamos atrás de ella. Nuestra amistad corría peligro. Dijimos: «El mejor de una serie a cinco partidos tiene vía libre con Luciana, el otro se hace a un lado». Sobra decir que estábamos medio borrachos, pero siempre fuimos tipos de palabra. Cuando metí la bola ocho, que ponía la serie tres a dos, él se quedó sereno e íntegro como un árbol, un poco emulando a la abuela de aquella obra que habíamos leído en el colegio «Los árboles mueren de pie». Luciana me tira del brazo. Yo me casé con ella, tuvimos tres hijos, somos felices. Él permaneció soltero. Y se distanció para no estorbar. El otro día me llamó para jugar al pool. «Un último partido», dijo. Le contesté que no podía. Mentí. Estaba enfermo y le restaban pocos días, supe después. Luciana me ayuda a traspasar el umbral. Pienso que si yo hubiese perdido la serie, me hubiera quedado soltero como él. Así la amábamos. Les damos nuestro pésame a los padres y nos acercamos al féretro. Lagrimeo. Luciana me consuela. Él me llamó para jugar al pool y yo le dije que no podía.
Mentí.
.

5 comentarios:

José A. García dijo...

Demasiado tarde para retractarse.
Muy bien relatado.

Saludos,

J.

Gabriel Bevilaqua dijo...

Gracias, José. Te deseo a vos y a todos los lectores de “El elefante funambulista” una Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo (aunque aún resta una ficción antes de despedir el año).

Saludos

Manuela Fernández dijo...

¿Qué quería jugarse, decirle la verdad a Luciana? y ¿acaso no se lo debían a ella, decirle la verdad? Cada vez que pienso sobre tu texto me gusta más.
Te deseo unas Felices Fiestas ¡¡¡¡

Ángeles dijo...

Bello y desolador, y deja la puerta abierta para que el lector continúe la historia...

Gabriel Bevilaqua dijo...

Gracias, Manuela, me alegra que te haya gustado.

Gracias, Ángeles.

¡Feliz Año Nuevo para ambas!

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...