lunes, 26 de septiembre de 2016

Apego



EL FANTASMA que todas las noches deambula por la cornisa es muy educado. No arrastra cadenas que hagan ruido, ni espía a través de las paredes, ni asusta a la gente buena. Cada tanto recita versos tristes a la luna o entona tangos de los años treinta. También es buen conversador, con él he departido, durante mis frecuentes noches de insomnio, sobre los más variados temas. Lo cierto es que le he tomado cariño. Tanto que hoy, cuando termine su jornada, como de costumbre, saltando al vacío, lo voy a acompañar.
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10 comentarios:

Torcuato dijo...

Magistral.
Un abrazo Gabriel

Miguel Ángel Pegarz dijo...

Sobrecogedor final. Una lección de cómo hacer un microrrelato con un tono muy poético.

Francisco Espada dijo...

¡Bravo! Cuidado con los desequilibrios.

Gabriel Bevilaqua dijo...

Gracias, Torcuato, Miguel Ángel y Francisco por vuestros amables comentarios.

Saludos funambulescos

Ángeles dijo...

Me encantan los cuentos de fantasmas y me encanta este cuento de fantasma. No hay nada mejor que la fantasía para hablar de la realidad.
Pero hay que saber manejarlas, claro, como es el caso.

Saludos.

Gabriel Bevilaqua dijo...

Gracias, Ángeles. A mí también, obviamente, me encantan los cuentos de fantasmas; y por suerte o por desgracia, según se mire, en "El elefante" polula una alocada multitud de fantasmas ;)

Saludos cordiales

José A. García dijo...

Amigos así no se encuentran con facilidad, en ésta vida ni en la otra.

Saludos,

J.

Gabriel Bevilaqua dijo...

No, seguro que no. Bienvenido a "El elefante...",José.

Saludos cordiales

Laura dijo...

Ay los fantasmas! ¡cuánta falta nos hacen a veces!
Otro abrazo para tu lista de abrazos fantasmales.

Gabriel Bevilaqua dijo...

Es que los fantasmas son muy importantes, Laura.

Saludos cordiales

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