miércoles, 24 de noviembre de 2010

¿Cómo se forma un lector?

Kayceeus, Nancy Drew


¿Cómo se forma un lector? De la misma manera que un jugador de dominó o de ajedrez. La lectura auténtica es un hábito placentero, es un juego —nada es más serio que un juego—. Hace falta que alguien nos inicie. Que juegue con nosotros. Que nos contagie su gusto por jugar. Que nos explique las reglas. Es decir, hace falta que alguien lea con nosotros. En voz alta para que aprendamos a dar sentido a nuestra lectura; para que aprendamos a reconocer lo que dicen las palabras. Con gusto, para que nos contagie. La costumbre de leer no se enseña, se contagia. Si queremos formar lectores hace falta que leamos con nuestros niños, con nuestros alumnos, con nuestros hermanos, con nuestros amigos, con la gente que queremos. Se aprende a leer leyendo.


Felipe Garrido, El buen lector se hace, no nace


Foto © Kayceeus, Nancy Drew

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18 comentarios:

Torcuato dijo...

Comparto lo que aquí se expone. Además, cuando se leé a medias con un niño se consigue una feliz sensación.
Un abrazo, Gabriel.

Elisa dijo...

Gracias por la cita. Estoy totalmente de acuerdo, no siempre funciona :(, pero leer con ellos es la única forma de contagiar el placer de la lectura.

Claudia Sánchez dijo...

Coincido totalmente Gabriel. Y las minificciones para niños me parecen excelentes para comenzar. Cortas y divertidas. Un poquito cada día, hasta que se haga hábito. Con lo que cuesta que se estén quietos 10 minutos!!!
Buen aporte Gabriel!
Saludos!

Esteban Dublín dijo...

Leer, el mejor juego de todos.

alma dijo...

Yo debo haber sido una excepción...Nadie me animó nunca a que leyera y si que me lo prohibieron muchas veces. Lo mejor de leer era leer a escondidas, aún me acuerdo del recristo que montó mi madre una noche que me pilló leyendo con una linterna bajo las sábanas a las tres de la mañana...me confiscó el libro y me echó una bronca fenomenal pero cuando se fue yo me levanté de puntillas, rescaté el libro y seguí leyendo. Era "cien años de soledad" . Yo acaba de cumplir 14 años. ¿Cómo me iba a dormir si iban a fusilar a Aureliano Buendía?...

;)


Un beso, Gabrel

Unknown dijo...

Gabriel, me he permitido colgar las palabras de Garrido de mi Facebook. Gracias por compartirlas.
Un abrazo

Juan Vásquez dijo...

Sí gabriel, ahora mismo le envío la entrada a mi papá para que sonría.

Estamos hablando

Gabriel Bevilaqua dijo...

Torcuato, a los chicos les gusta leer, pierden el interés al llegar a los 12 ó 13 años. Comparto lo de leer a medias con un niño, hay que darse y darles el tiempo.

Elisa, creo que la frase clave de este texto (que es parte de uno más largo, por supuesto) es la que señalas: “La costumbre de leer no se enseña, se contagia”. También coincido contigo en que no siempre funciona.

Gracias, Claudia. Coincido en que ciertas minificciones se prestan para comenzar a crear el hábito. Ahora, eso sí, no olvidemos que los chicos necesitan ser inquietos ;)

De acuerdo, Esteban.

Almalaire, que curioso lo que cuentas. Tal vez tenga que ver con ciertas “lecturas prohibidas”. Lo importante, sean cuales fueran los motivos, es que tu gusto no mermó. En general, no se anima tanto a leer a los chicos, o, al menos, no siempre de las maneras más adecuadas. Un abrazo.

Gracias a vos, Patricia.

Juan, entonces he de suponer que tu papá te contagió el hábito lector, ¿no?


Saludos funambulescos.

Juan Vásquez dijo...

Supones bien Gabriel

josé manuel ortiz soto dijo...

Interesante y lógica reflexión, Gabriel, que por desgracia no todo mundo entiende (y no me refiero a los lectores, sino a aquellos que hacen los planes de estudio de las escuelas). Muy acorde con un texto de Agustín Cadena que acabo de leer. Te dejo el link. Saludos.

http://elvinoylahiel.blogspot.com/2010/11/el-tribilin.html?spref=fb

Gabriel Bevilaqua dijo...

José, gracias por el link. Leí la nota y viene a demostrar que a los chicos hay que darles a leer los textos que necesitan, que estén por un u otro motivo cercanos a ellos. Y, como dice el fragmento de Garrido, la necesidad de que alguien lea con nosotros y nos contagie el gusto: que es precisamente lo que hizo Agustín.

En fin, es esperable que en algún momento se cambie la metodología de enseñanza de la literatura. Al menos, si realmente se quiere formar lectores.

Saludos.

Pablo Gonz dijo...

Un texto rotundo, Gabriel. Sencillo y certero como una pedrada. Con tu permiso suscribo las palabras de Felipe Garrido.
Abrazos fuertes,
PABLO GONZ

Anónimo dijo...

Qué gran verdad!!!A mi me formaron mi padre y mi madre. No soy una lectora empedernida, como mi madre, la pobre se esforzó horrores por transmitirme su pasión. Me gusta leer pero no tanto como a ella.

me ha encantado la entrada.

Anónimo dijo...

Hola

Me llamo Felicia , soy administradora de un directorio y tengo que decir que me ha gustado tu página, me encanta el contenido que publicas, me gustó mucho el enfoque de esta entrada y la forma en que fue escrita.
Por ello, me encantaría contar con tu sitio en mi directorio, consiguiendo que mis visitantes entren también en su web.

Si estás de acuerdo. Házmelo saber.

Suerte con tu web!

Mi correo es felicia.alvarado@hotmail.com

Gabriel Bevilaqua dijo...

Así es, Pablo: un texto muy certero como dices.

¡Qué bueno, querido Fantasma, que te haya gustado!

Gracias, Felicia. Siéntete libre de añadir esta página a tu directorio. Sólo una cosa, no puedo escribirte porque me dejas una dirección de correo y no la del directorio para que pueda echarle un vistazo. Y a estas alturas ya me llegan demasiados e insólitos spams a mi correo. Si en verdad tienes un directorio, harías bien en poner el enlace al mismo.


Saludos cordiales.

Pugliesino dijo...

Hola Gabriel, un comentario tuyo me hizo llegar hasta tu blog desde el de Metalsaurio, Me gustó tu opinión y la forma de plantearla y al entrar aquí me encuentro con otra igualmente buena sobre la otra cara del libro, la del lector. Escritor y lector de alguna forma son como extremos que se unen mediante palabras y creo que las impresa en papel son algo que, con todo el respeto hacia los árboles, pero deberíamos conservar, porque no veo formándose lectores frente a una pantalla, bueno igual el futuro dice que si :)

Pero prefiero el libro de siempre.

Enhorabuena por tu blog!

Palabras como nubes dijo...

Hace un tiempito escribías sobre el estímulo a la lectura, ¿te acordás? Hay mucho de esto que bien dice Garrido, de leer en voz alta, hacerlo con gusto, para que contagie. Tiene razón. Me trajo a la memoria la imagen de mi abuelo leyéndome... Uff, qué hermoso recuerdo.

Gracias por tu generosidad al compartir, Gabriel.

Abrazo
Jeve.

Gabriel Bevilaqua dijo...

Gracias, Carlos, y bienvenido al Elefante. Y claro que escritor y lector están unidos en el tiempo y en el espacio por la palabra. El que escribe no puede dar por concluido lo escrito hasta que lo da a conocer, hasta que encuentra sus lectores aunque le sobren los dedos de una mano para contarlos. En cuanto a la disputa entre entre el libro en papel y el electrónico, creo que no hay que perder de vista que lo importante es el contenido y no tanto el medio (más allá de la belleza que puede tener el libro como objeto, que la tiene). Para las lecturas largas, prefiero el papel; pero gracias a la "pantalla" he podido acceder a una serie de lecturas que de otra manera, por una cuestión de difusión y económica, me hubiera sido imposible.

Jeve, leerle en voz alta a los chicos surte un efecto casi mágico, sobre todo en la edad en que están aprehendiendo las palabras o ampliando el vocabulario. Por desgracia es algo que se hace poco...
Gracias a vos, Jessica.


Saludos cordiales.

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