viernes, 26 de febrero de 2010

El suicida


Enrique Anderson Imbert es uno de esos escritores que precedieron y apuntalaron las bases de la actual explosión del género —o subgénero, según se vea— de las «minificciones». En su haber cuenta con decenas de piezas antológicas, pero hoy, particularmente, deseo referirme a una de ellas: «El suicida». Este texto de 249 palabras —sin incluir el título— narra el calvario de un hombre en su afán de ponerle fin a su existencia. Y no digo más. Sin embargo, no crean que les transcribiré el texto. En cambio, sí, quiero compartirles una animación de Mariano G. Aponte basada, por supuesto, en dicho microrrelato. Es una auténtica joyita y les aseguro que no se arrepentirán de dedicarle los poco más de cinco minutos que dura. Eso sí, para los que desconozcan el texto, dejo en sus manos la decisión de qué hacer primero: leer el cuento o ver la animación.






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9 comentarios:

Gloria dijo...

Admiro a E. Anderson Imbert, siempre que pienso en minificciones, me acuerdo de Malcom (creo que no se llama así pero es uno de los más conocidos.
Y "El suicida" siempre me hizo pensar en que podía ser un mensaje referido a que todo lo que hacemos afecta negativa o positivamente el entorno.Pero creo que es sólo creatividad pura.
Un abrazo.

Soledad Arrieta dijo...

El cuento es una verdaera maravilla desesperante, excelente. El corto no lo conocía, está muy bien logrado.
Me encantan los cortos basados en literatura. Con los largometrajes no me sucede lo mismo, siempre me terminan molestando. La última que vi fue "El amor en los tiempos del cólera", no sentí eso que me gusta sentir. Ahora espero con ansias ver qué surgió en "MEntiras piadosas" ("La salud de los enfermos"). Veremos.
Se me ocurrió pensar en "El drama del desencantado". Sí, no es muy dificil deducir porqué.
Cariños Gabriel! Muchas gracias, como siempre, por compartir estas joyas.

Palabras como nubes dijo...

Muy bueno este corto, Gabriel, gracias por compartirlo. Admito haber comenzado a verlo con algo de escepticismo, pues el cuento tiene una fuerza impresionante, pero no me defraudó.

Abrazo
Jeve.

Manuela Fernández dijo...

Surrealismo total.

Gabriel Bevilaqua dijo...

Gloria, lo que decís sobre el mensaje puede ser cierto pero, más allá de interpretaciones, lo increíble de este micro es su descomunal fuerza y creatividad.

Soledad, coincidimos en cuanto al cuento y la animación. En lo referido al paso de lo literario a lo cinematográfico, hay de todo: versiones muy logradas y otras no tanto (podés leer mi artículo sobre Seda de unos meses atrás). "Del amor en los tiempos del cólera" no te puedo dar opinión porque aún no la he visto.
"El drama del desencantado", es otro texto excelente, sin duda.

Jeve, qué bueno que el corto te haya gustado; creo, sin dudas, que hace honor al texto.

Manly, sí, coincido; aunque creo que también cruza otras fronteras.

Me alegro que les haya gustado este pequeña joyita -descubierta sin querer-, y aprovecho para darle desde aquí mis sinceras felicitaciones a su realizador.

Saludos funambulescos.

Virginia Vadillo dijo...

No conocía el cuento, así que no me he resistido a leerlo antes de ver el corto... y el cuento tiene fuerza, pero la animación más aún!
Uf, necesito un rato para digerir que, si acabo por saltar, seguramente la ciudad murió con él...

Gabriel Bevilaqua dijo...

Virginia, siempre condiciona un poco en estos casos qué se hace primero: si se lee o se ve la obra. Pero en tu caso veo que no ha sido así, a pesar de haber primero leído el cuento, te quedas con la animación. Eso es muy bueno porque no te dejaste condicionar :) A mí me gustan muchísimo ambos.
Aparte de la excelente puesta en escena, pienso que la elección de la música en la segunda mitad del corto ha sido acertadísima. Además, esos disparos resuenan poderosos...

Saludos funambulescos.

Unknown dijo...

cúal es el versiculo que lo explicaría todo?

Gabriel Bevilaqua dijo...

Miguel, el versículo que lo explicaría todo es -lo que se llama en literatura- "el dato escondido". Como en "Los asesinos" de Hemingway, donde nunca se sabe porque quieren matar al protagonista, queda tal cuestión al arbitrio del lector.
Y, por supuesto, bienvenido al Elefante.

Saludos.

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