jueves, 21 de junio de 2012

Tradiciones



TOMÁBAMOS el té en la playa cuando mi señora dijo que había una caracola en el bolsillo izquierdo de mi saco y que allí dentro vivía una mujercita con la que sería feliz. Aquello me pareció tan absurdo que me quedé en silencio. No obstante ella se puso de pie, me dio un beso de despedida y se dirigió mansamente hacia el mar, donde la esperaba un octópodo gigante. Como buen caballero, iba a rescatarla en cuanto terminara mi taza, pero al contemplar a la linda y diminuta pelirroja, recordé que nunca hasta entonces había contradicho a mi esposa, por lo cual preferí —en defensa de nuestras costumbres— evitar el precedente.

20 comentarios:

Sara Lew dijo...

¡Genial! Pero que muy bueno, Gabriel. ¿Cómo te digo que me ha encantado?
Un abrazo.

Humberto Dib dijo...

Nunca hay que contradecir a nuestra mujer, más cuando nos espera una bella pelirroja.
Sabes, ahora que lo pienso, nunca estuve con una pelirroja.
Muy bueno.
Un abrazo.
HD

Sergio Cossa dijo...

Tampoco es cuestión de pelearse con un pulpo gigante así como así...
Hermoso micro, Gabriel :)

¡Abrazo!

Petra Acero dijo...

Cómo se puede contar con tanta sencillez y realismo algo tan fantástico???
Fantástico, un microrrelato (con todas las letras) fantástico. Surrealista como una obra de Dalí: todos los elementos perfectamente dibujados, absolutamente definidos, extremadamente realistas componiendo una visión irreal, tal vez onírica. Nada es lo que parece, nada tiene lógica. Pero la escena es creíble, y por eso tu relato es magnífico.

Un abrazo.

Susana Camps dijo...

Me hechiza lo que consigues cuando retuerces la verosimilitud, ya te lo había dicho otras veces. La pelirroja diminuta en la caracola me parece sublime.
Abrazos admirados

Francisco Espada dijo...

No todos los rompimientos acaban tan civilizadamente; no todos los maridos son tan respetuosos con la voluntad de su esposa.
Saludos

Unknown dijo...

Sí señor, ahí, siempre obedeciendo a la esposa...
Muy bueno, Gabriel, me ha encantado.

Rubén dijo...

...en cuanto terminara mi taza. Jajaja, qué buen juego de costumbrismos sociales. Todo metido en una pequeña "o" que se le queda en los labios al lector hasta la última letra, que es una "e". Un placer leerte

Belkys Pulido dijo...

Buen cuadro matrimonial. Aquí, logras conquistar una utopía, porque en la realidad: Ella soñando con el hombre pulpo. El con una complaciente pelirroja y la taza en el medio cuestión de costumbre. Una evidente relación matrimonial donde la complacencia mutua importa mucho: Sì, esposa. Sì. marido.
Lograste hacer varios sueños, realidad.

Mar Horno dijo...

Gabriel, nunca encuentro las palabras que necesito para decirte lo mucho que me gustan tus micros. Tu fantasía no tiene límites y a ello se une un ingenio que apabulla. Me dan ganas de tirar la pluma y decir a la mierda, si no puedo escribir como escribe este hombre, a la mierda. Un abrazo más que admirado.

Marce dijo...

Perdona mis ausencias Gabriel, es un placer volver a leerte.
Magnífico el sarcasmo ¿no?. No seré yo quien contradiga a mi mujer, ja,ja
Un abrazo.

Pablo Gonz dijo...

Lacónico y amable. Un gran micro, don Gabriel.
Abrazos,
P

MJ dijo...

La trama es preciosa y la forma de contarla una delicia.
Un aplauso, Gabriel.

Abrazos.

Laura dijo...

Me gusta ese toque heroico que sumerges en la prosa : "Como buen caballero, iba a rescatarla..." y el giro que le ofreces al sepultar su hazaña salvadora por la imagen de una pelirroja escondida en una caracola.

Es como mostrar la debilidad de la carne, y a la vez escudarse en la sumisión a las decisiones de su esposa. ¿Lo que más me gusta? : ese guiño que pareces hacer a los "pequeños hombrecillos" de Juan Jose Millás.

Buen micro para levantarme un sábado por la mañana. Un besote.

Gabriel Bevilaqua dijo...

Sara, Humberto y Sergio, ¡gracias!

Petra, el que te haya transmitido esa sensación de irrealidad pero que al tiempo la escena te resulte creíble, me pone sumamente contento. Gracias.

Susana, quizás el secreto sea retorcerla un poco pero sin cortarle la respiración; aunque si vieras la de textos en los que se me fue la mano... ;) ¡Gracias!

Francisco, Aurora, Rubén, un placer que les haya gustado.

Belkys, muy perspicaz...

Mar, qué chica más exagerada. Pero si tú eres una escritora magnífica que no necesitas ni debes escribir como nadie: sólo como Mar Horno y ni el cielo será tu límite.

Marce, pasa cuando quieras y puedas, no hay obligaciones ni nada que perdonar. Más allá de eso siempre será un gusto tenerte por aquí.

Pablo, gracias.

MJ, te agradezco mucho eso de la forma de contarla. La forma más allá de la idea es fundamental y, al fin de cuentas, es la que termina haciendo la diferencia entre los textos presuntamente literarios como el presente y aquellos que se quedan a medio camino.

Laura, te confieso un secreto liliputiense: no es un guiño a los pequeños hombrecillos de Millás, no lo he leído, digo, a Millás sí, pero no a sus hombrecitos. Me alegro que te haya gustado :)


Saludos cordiales

Belkys Pulido dijo...

¿Tienes correo?

Elisa dijo...

Gabriel, pero dónde has encontrado a la pelirroja para poder fotografiarla en la caracola.

Gabriel Bevilaqua dijo...

Belkys, mi correo es: magenta050(arroba)gmail.com

Pues, Elisa, de dónde más voy a sacar a una pelirroja diminuta que del bolsillo izquierdo de un saco... ;)


Saludos funambulescos

Eva Letzy dijo...

Buenísimo Gabriel!!! Me encantó...

Gabriel Bevilaqua dijo...

Gracias, Eva.

Saludos

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