lunes, 8 de agosto de 2011

Camila

Camila 01


ERA PERFECTA. La compré en un bazar de oriente y me costó un ojo de la cara, el izquierdo, para ser más preciso. Lo pagué sin chistar. Sus cinco centímetros de altura resumían la belleza de todas las mujeres del mundo.

Al tiempo, ella me dijo que añoraba su tierra, que un símbolo de la misma, un camello, disminuiría su aflicción.

―Pero, dónde voy a poner un camello. ¿En la sala? ―le dije azorado.

―En un establo, junto a mi casa, sobre tu escritorio ―dijo, y comprendí que debía volver a oriente.

Su deseo me costó una oreja. Tras oír su canto, pegado a mi oreja única, olvidé el precio.

A poco, mi amada, hecha llanto de luna, me dijo:

―Estoy cansada de vestir estos andrajos de muñequita, si pudieras traerme sedas, hilos y una aguja, acordes a mi tamaño, sabrías de mi verdadera elegancia.

Esta vez regresé de mi peregrinaje sin una mano. Después de que ella bailara con sus pies descalzos sobre la palma de mi única mano, no me importó.

Al día siguiente quiso que le preparara el camello, para ir a coser junto al monte de libros que crecía en mi escritorio. Luego me pidió que le trajera agua fresca. Cuando tornaba, dejé caer el dedal de agua al divisar como las ancas del camello se perdían a través del ojo de la aguja.

Comprendí la trama del engaño y lloré. Lo que no sabía entonces, era que el camello, para disgusto del milenario dueño del bazar y para mi placer, había cruzado solo.

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Safe Creative #1107319778558

4 comentarios:

César Socorro dijo...

La perfección tiene un alto precio.

Elise Reyna dijo...

Gabriel: me he dado cuenta de la importancia del blog, uno se detiene más en la lectura de una mini (que yo ya conocía por el taller).
Buena historia.
Cariños

Enmascarado dijo...

Cómo bien dices, te comenzó costando un ojo de la cara, pero el problema es el mantenimiento que tienen las cosas caras, que luego sale por un riñón. El final más probable es terminar siendo esclavo y obsesionado por el antojo.
Me gustó la ambientación y la fantasía desarrollada.

Gabriel Bevilaqua dijo...

César: Pero a veces vale la pena pagarlo...

Elise, rotundamente así es: el blog, con la mini individualizada y debidamente “producida” permite una lectura mucho más atenta y percibir más cosas (y disfrutar más, también, que al fin y al cabo es lo más importante) que la lectura en maremágnum. La lectura de minis se parece a la visualización de cuadros, pero eso lo dejamos para otro momento :)

Muchas gracias, Enmascarado.


Saludos cordiales.

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