Había tenido un buen pasar a su lado, sería ingrato negarlo, pero deseaba un compañero más tranquilo con quien terminar sus días. Ya no estaba para tanto ajetreo; ese ir y venir constante por medio mundo lo ha poblado de nostalgia. “Sé que el Conde lo entenderá —pensó— después de todo ¿qué ataúd puede seguirle el ritmo a un no muerto?”
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