lunes, 29 de mayo de 2017

Herencias



MI AMIGO Juan era un borracho perdido. A tal punto que sufría del famoso delirium tremens. Pero él no veía insectos, ni monstruos, ni cosas horrendas sino a un inofensivo elefante rosa. Lo de inofensivo, por supuesto, lo decía él, no su hígado, que más pronto que tarde lo abandonó en la estacada. ¡Qué buen tipo era Juan! Por eso me pareció de lo más normal que su abogado me notificase que estaba incluido en su testamento. Él sabía de sobra que le envidiaba la moto. No obstante, la moto se la legó a su hermana, que tenía miedo de andar hasta en triciclo; a mí, en cambio, me heredó su elefante rosa. Juan me había hecho ilusionar con el único fin de gastarme una broma de mala muerte. Con el aditamento de referirse al elefante, y no a mí, como «mi más preciado amigo». Al regresar a mi casa de lo del abogado, cerré la puerta de golpe, y casi al instante sonó el timbre. No tenía ganas de atender, pero, fuera quien fuese, se había olvidado de quitar el dedo. «¡Ya me va a escuchar!», chillé, mas al abrir no pronuncié palabra. Una trompa larga y rosa tocaba el timbre. «Mire —dijo el elefante a la vez que me tendía un documento—; aunque yo hubiera preferido la moto, aquí consta que Juan me lo dejó a usted como herencia».
.

6 comentarios:

Ángeles dijo...

Qué bueno :D

A mí me parece que Juan era un guasón de primera categoría, y que en realidad la herencia que le dejó a su amigo fue el gusto por la ingesta de alcohol.

O a lo mejor no. A lo mejor era verdad que el elefante y el otro eran sus mejores amigos de verdad y quiso que, a su muerte, estuviesen juntos.
Y ellos, materialistas, pensando en la moto :D



Sara dijo...

Pues a mí me parece que Juan era... ¿puedo decirlo?... un poquito HP, y no porque le dejase al amigo (que también) el elefante rosa, sino porque le endosase a su hermana la moto, que a ver qué iba a hacer ella que no manejaba ni un patinete... En fin, eso es mala uva... Pero, es que de todos es sabido, las herencias las carga el diablo:)

Besitos.

Gabriel Bevilaqua dijo...

La primera teoría, Ángeles, es muy posible... pero la segunda, también lo es; lo que parece indubitable es lo que decís sobre los herederos :D

Sara, me ha hecho reír tu comentario; pero no has sido un poquito dura con el pobre Juan, a lo mejor lo hizo sin querer, ¿no? ;)

Saludos para ambas

Miguel Ángel Pegarz dijo...

Mira, se pueden entender, los dos esperaban la moto.

José A. García dijo...

Y con lo que comen esos bichos...

Me refiero al humano, claro.

Saludos,

J.

Gabriel Bevilaqua dijo...

Y sí, Miguel, en eso coincidían :)

Por supuesto, José ;)

Saludos funambulescos

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