miércoles, 20 de julio de 2016

Una visita inesperada



MIENTRAS resolvía a disgusto ecuaciones de primer grado, un castillo diminuto se desplazó desde una esquina a otra de mi escritorio. Instintivamente miré hacia la biblioteca. Faltaba un libro. Me puse en pie y el castillo saltó al suelo y se encaminó hacia la puerta. «¡No temas!», le dije, «sólo quiero saber si sos el castillo del mago Howl». Una luz intensa brotó de su interior. «¡Calcifer!», exclamé, y el demonio de fuego que alimenta el hogar y mueve al castillo, volvió a palpitar con fuerza. Entonces le pregunté por Sophie, por Howl, por Michael…; debí de abrumarlo, porque el castillo marchó hasta el libro de Diana Wynne Jones —oculto bajo mi almohada— y se zambulló entre sus páginas.  El splash me empapó la cara de palabras. Angustiado, me apresuré a leer: «En el reino de Ingary, donde existen cosas como las botas de siete leguas y las capas de invisibilidad, ser el mayor de tres hermanos es una desgracia». Parecía que todo estaba en orden, así que cerré el libro y lo coloqué de nuevo en la biblioteca. Durante varias semanas no ocurrió ningún otro incidente. Pero una tarde, al volver de la escuela, faltaban dos libros de mi biblioteca. Uno era, lógicamente, «El castillo ambulante»; del otro no tuve ni idea hasta que, a lomos del mismo, el castillo apareció con una niña a través del espejo.
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6 comentarios:

Ángeles dijo...

Hace tiempo que paso por aquí, y aunque nunca he dejado comentario, me encantan sus cuentos. Esta vez no me he podido resistir.
Seguiré leyendo.

Saludos.

Gabriel Bevilaqua dijo...

Ángeles, te doy formalmente la bienvenida a “El elefante funambulista”. Y gracias por las lecturas, siempre es bueno saber que hay lectores detrás de cada entrada; y por ese “no me he podido resistir”, que me indica que este texto te ha gustado especialmente (lo que me hace feliz, porque uno nunca sabe con las metaficciones).

Saludos cordiales

Recomenzar dijo...

un tremendo placer compatriota
el
haberte
hallado
un abrazo

Gabriel Bevilaqua dijo...

Gracias, Recomenzar, y bienvenida a "El elefante funambulista".

Saludos cordiales

Miguel Ángel Pegarz dijo...

Preciosa metaficción. Un bocado delicioso más en esta casa, y no sé cuántos van.

Gabriel Bevilaqua dijo...

¡Gracias, Miguel Ángel!

Saludos funambulescos

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