A
—¡Ja! Si usted cree que podrá hacerme cambiar de opinión enfrentándome a esa abominación, olvídelo: ¡va tan muerto como su arte! Una simplona pintura de una canilla en la era de las instalaciones y el videoart. ¡Por amor de Dios!
Inmutable, el creador se dirigió hasta el lienzo y con sus pinceles convirtió el óleo sin vida, en agua prístina. Luego se marchó. Ya cansado de maldecir, recién entonces el crítico advirtió cómo, tras rebalsar el cuadro, se comenzaba a inundar la hermética habitación.
7 comentarios:
Sencillamente genial :)
Saludos.
Jevve.
Gracias Jewe, y ¡bienvenida!
Saludos.
Jaja, los artistas siempre son unos incomprendidos!! Andaré con cuidado a partir de ahora antes de criticar un cuadro!
Buena venganza, desde luego :)
Aquí hay otros vengadores que, sin ser tan drásticos, reparten justicia:
http://culturetawatch.blogspot.com/
Un saludo, elefante.
Buena precaución, Virginia. Pero la ironía del microrrelato no sólo apunta a los críticos sino además al arte moderno (el de las instalaciones, videorte y otras minucias, digamos).
Hola y bienvenidos, chicos de "hostias como panes" cuando me haga un tiempito espero pasar por allí con más detenimiento (ya anduve, pero a vuelo de pájaro nomás).
Saludos.
Supe como finalizaba con la simple mención del canilla, me sigue pareciendo intenso!
Marian, buen ojo, pero veo que -afortunadamente- esa prevista del desenlace no le ha quitado intensidad al relato en tu ánimo :) ¡Menos mal!
Saluditos.
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