jueves, 31 de marzo de 2011

El minicuento según…

Mary Jane Ansell


…Violeta Rojo


«El minicuento es una narración sumamente breve (no suele tener más de una página impresa), de carácter ficcional, en la que personajes y desarrollo accional están condensados y narrados de una manera rigurosa y económica en sus medios y a menudo sugerida y elíptica. El minicuento posee carácter proteico, de manera que puede adoptar distintas formas y suele establecer relaciones intertextuales tanto con la literatura (especialmente con formas arcaicas) como con formas de escritura no consideradas literarias».


De Breve manual para reconocer minicuentos


Arte: Mary Jane Ansell

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miércoles, 23 de marzo de 2011

Una noche en el frente

Trinchera



IVÁN se siente como cuando niño le pedía a su mamá, después de las buenas noches, que dejara la luz encendida. Pero Dios no es madre y le niega la luna. Sonríe y desaferra una de sus manos del máuser para comerse las uñas. Cuando está a punto de proseguir su acción voraz con la otra, oye un ruido. Infructuosamente otea la oscuridad. Tras un nuevo sonido lanza una bengala. Entonces la ve: una sombra está atascada en el alambre de púas sin ningún hombre al que pertenezca. Iván apunta y dispara, al tiempo que la sombra se libera. Con pavor advierte cómo la misma se aproxima hacia él. Intenta volver a disparar pero su fusil es ahora el atascado. La bengala se extingue y la sombra se hunde en la noche cerrada. Iván afirma su espalda a la pared de la trinchera y, en tanto busca un cigarro entre sus bolsillos, la sombra salta a su lado y torna a ser uno con él.


―Siempre he sido buen tirador ―dice, mientras hace circular un dedo por el orificio en su vientre.


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domingo, 20 de marzo de 2011

10 claves para escribir bien, según Rosa Montero

Leyendo. Autor, desconocido.


¿Para qué se escribe?


Uno no escribe para decir nada, sino para aprender algo. Escribes porque algo te emociona y quieres compartir esa emoción. Y tú sin duda sientes esas emociones que son más grandes que tú, y por eso quieres escribir, ¿no? No se trata de soltar mensajes sesudos.


¿Cómo empezar?


Toma notas de las cosas que te llamen la atención o te emocionen. Y déjalas crecer en la cabeza. Luego, escribe un cuento en torno a una de las ideas... Para hacer dedos, también hay ejercicios. Por ejemplo, escribe un recuerdo importante de tu vida contado por otra persona. Puedes hacer ejercicios como escribir algo que hay sido muy importante en tu vida, quizá en tu infancia, pero contado desde fuera por un narrador real (por ejemplo un tío tuyo) o inventado, e incluyéndote como personaje.


¿Cómo enfrentarse a la página en blanco?


“Llamar la atención” es el primer paso. El huevecillo. Déjalo crecer en la cabeza... Juega a imaginar en torno a eso. Consecuencias de los hechos, posibilidades... Se escribe sobre todo en la cabeza. Y cuando tengas más o menos una historia, escríbela.


En cuanto a la rutina, depende del escritor. Tienes que encontrar tu método. Yo no tengo rutinas horarias, pero para escribir desde luego tienes que trabajar. Siempre es bueno forzarte a sentarte todos los días un rato, aunque no sea a la misma hora, y aunque no escribas nada.


¿Es bueno escribir sobre uno mismo?


Hay escritores que hablan de su propia vida, pero que son tan buenos que consiguen convertirla en algo universal (como Proust o Conrad en El corazón de las tinieblas) y otros que cuentan cosas que no tienen nada que ver con ellos en apariencia, pero que las sienten como propias. O sea, que es un problema de calidad... Si eres bueno, aunque narres algo real, harás algo universal. Eso sí, creo que hay más posibilidades de hacer mala literatura si escribes de tu propia vida, sobre todo si eres un autor joven. El autor joven siempre escribe de sí mismo aun cuando hable de los demás, y el autor maduro siempre escribe de los demás aun si habla de sí mismo. Ése es el lugar que hay que ocupar. La distancia con lo narrado. No importa que el tema sea “personal” si lo escribes desde fuera.


¿Cómo se elige el nombre de un personaje?


Los personajes suelen traer su propio nombre. “Escucha” lo que te dicen. Es decir, escucha el nombre que se te ocurre al pensar en él. El escritor maduro es el que tiene la modestia suficiente para dejarse contar la novela o el cuento por sus personajes.


¿Qué hacer ante el bloqueo del escritor?


Ah, sí, el bloqueo existe, sin duda. La seca, lo llamaba Donoso, porque se te seca la cabeza. Pero a veces no es un verdadero bloqueo, sino miedo, exigencia excesiva. No hay manera de escribir sin dudas: siempre se duda horriblemente. Se escribe a pesar de las dudas. Y el completo goce tampoco es tal... A menudo escribir es como picar piedra.


¿Y ante el embrollo de ideas que luchan unas con otras?


Sí, ése es un problema. No has conseguido enamorarte lo suficiente de una idea. A veces me ha pasado. Creo que es porque le damos demasiadas vueltas racionales: ¿saldrá mejor esta historia? ¿O esta otra? Ponte frente a tus ideas, escoge la que más te emocione y olvida las demás.


¿Es bueno juntar textos diferentes sobre el mismo tema?


Me encanta que todas tus historias tengan relación. Pues no me parece mala idea intentar construir un todo con esos textos... Mira a ver si el conjunto te sugiere algo más. En estos casos, el todo tiene que aportar algo más que la suma de las partes... Es un buen ejercicio.


¿Hay que dejar dormir los textos?


Tardo unos tres años en cada novela; el primer año, la historia va creciendo en mi cabeza, en cuadernitos, en fichas y grandes cuadros de la estructura, personajes, etc. Cuando ya sé todo, los capítulos que va a tener y qué va a pasar, me siento al ordenador, y vuelve a cambiar.


¿Cómo encontrar el final de una novela?


De nuevo, depende de las personas. A mí el final se me ocurre muy pronto y escribir es conseguir llegar a ese final... Pero a otros escritores se les ocurre el final mientras escriben, porque la novela es una criatura viva que te enseña. Déjate llevar. Es lo que hay que hacer.



Sobre la autora

Fuente: Elpaís.com

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lunes, 14 de marzo de 2011

La sombra del alquimista

Stradanus, El laboratorio del alquimista, 1571



EFRAÍM ERASMUS, alquimista de pueblo, podía darle vida a su sombra. Al conocer esto el rey, de inmediato lo llamó a formar parte de su corte, lo que le granjeó a Efraím un peligroso enemigo: el alquimista real. Una noche, tras hurtarle la fórmula de la sombra, el alquimista real le ordenó a la suya que estrangulara a la princesa. Y al descubrirse el crimen, señaló: «Sólo una sombra podría pasar entre decenas de guardias y una puerta con cerrojo». Sereno, Efraím tomó la palabra: «Su majestad, no puedo devolveros a vuestra hija, pero sí, hablar con ella. Si perseguís la verdad, dejadme intentarlo».


Entonces, tras un ensalmo de Efraím, se oyó la melodiosa voz de la princesa: «Mi matador, ciertamente, ha sido una sombra; mas no la de Erasmus…»


Años después, Efraím dejó escritas unas célebres memorias donde destaca el capítulo «De mi don de ventrílocuo».


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Arte: Stradanus, El laboratorio del alquimista, 1571 (fragmento)

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sábado, 12 de marzo de 2011

Algunas definiciones demoniacas

Valeria Strunnikova, The gold values of culture...


Del «Diccionario demoniaco de la edición»

De Leroy Gutiérrez


Autor. 1. Persona en extremo generosa que lo único que desea en la vida es compartir sus experiencias y conocimientos con sus semejantes. No le interesan ni la fama ni la fortuna. 2. Individuo que se dedica a escribir textos, aunque siempre piensa que escribe libros. 3. Aquel que considera que su libro, el que le editara a regañadientes un editor, no está siendo distribuido eficientemente, promocionado enérgicamente, comprado cuantiosamente y, por supuesto, leído fervorosamente. 4. Fase adulta de la evolución de un escritor. 5. Trastorno psicológico consistente en pensar que todo lo que se escribe debe ser publicado y leído.


Corrector. 1. Persona que sufre de una monomanía (obsesión-compulsión) relacionada con la sintaxis, la gramática y la ortografía. 2. Individuo que padece de un apetito morboso por el estilo y los textos bien escritos. 3. Profesional que vaga por las editoriales ofreciendo sus servicios, que nadie entiende, y que le pagan en especias, a veces libros, a veces café.

~de estilo. Persona que sólo habla de ser más conciso, preciso y claro.

~de pruebas. Individuo que se empeña en que un texto puede estar libre de erratas.


Editor. 1. El que le hace la vida imposible al autor. 2. Persona sin talento para la escritura que envidia a todos los autores y que hace todo lo posible por arruinar el trabajo de estos. Si no consigue impedir la publicación del libro, evitará que el libro sea promocionado, distribuido y, por supuesto, comprado. 3. Persona que se dedica a editar. 4. Persona que se dedica a evadir propuestas editoriales indecentes por malas e inviables. 5. Individuo que ha desarrollado una adicción por la nicotina y la cafeína (y por el alcohol etílico). Aunque se autodenomina fumador y bebedor social.


Fe de erratas. 1. Confesión pública que hace un editor de los errores cometidos en la edición y publicación de un libro para tratar de granjearse la simpatía de los lectores. 2. Documento mediante el cual un editor delata a un corrector. 3. Último intento que realiza la editorial para evitar que el lector, si se da cuenta a tiempo, devuelva el libro que compró a la librería. 4. Certificación de la mala edición de un libro.


Librero. 1. Editor que se cansó de los autores. 2. Autor que nunca encontró editor. 3. Lector obsesivo que no sabe cómo justificar ante su esposa su incontrolable deseo por comprar libros que nunca alcanzará a leer. 4. Profesional que piensa que los escritores no hacen lo que deben, que los editores no saben lo que hacen y que los lectores no saben lo que quieren.


Foto © Valeria Strunnikova, The gold values of culture...

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